Menos mal que, tal y como advirtió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, todo está saliendo según lo previsto tras el estallido del volcán de La Palma. Pues, ¡jo! Sería de agradecer que el presidente del Gobierno modificara sus previsiones, así como las de sus asesores científicos.

El problema de Sánchez es que aún cuando se preocupa por los ciudadanos y las ciudadanas siempre permanece pendiente de la cámara. Es decir, de sí mismo. Pablo Casado le definió como el perfecto ególatra: acertó.

Todo está saliendo según lo previsto… por Pedro Sánchez.

En Palma, donde ha acudido más veces que nadie, probablemente ha hecho bien. Se ha dejado ver, otra vez, la personalidad propia de Narciso. No debemos olvidar que el narcisismo es la historia de una gran mentira… por la misma razón de que la humildad no es otra cosa que la aceptación de la verdad.

Y aquí era donde yo quería llegar, a la humildad. Si algo me sorprende, y no para bien, de la reacción de los españoles, tanto con la pandemia como ahora, con la tragedia de los palmeros, es que, en ambos casos, uno esperaba una cura de humildad, pero no veo esta humildad por casi ningún lado.

Empezando por los científicos. Nada está saliendo según lo previsto, y cada tarde nos sorprenden nuevos seísmos o nueva bocas.

He visto a una periodista despedirse del oficial de la UME a quien acaba de entrevistar de la siguiente guisa: “¡Mucha fuerza, general!”. Es decir, que no tienen fe pero tienen supersticiones. No creen en Dios pero sí en la Guerra de las Galaxias.

Nadie habla de la muerte, que es algo más inevitable que la desgracia.

Y luego están los psicólogos, que se guían por el chiste de Ramón, aquel hombre que a los 30 años aún tenía incontinencia urinaria y por error, se fue al psicólogo en lugar del urólogo. Cuando terminó el tratamiento comentó, maravillado: “¡Estoy curado, ahora me sigo haciendo pis pero ya no me importa!”.

“Mucha fuerza”, general: no tienen fe pero tienen supersticiones. No creen en Dios pero sí en la Guerra de las Galaxias

Con el Covid también confiamos más en los psicólogos que en Cristo, en la ciencia que en la Providencia! Pero la providencia falla menos que la ciencia.

En La Palma, como ocurre en toda desgracia, hay gente que se ha comportado de modo heroico. Pero mucho me temo que la gran lección que se aprende ante una desgracia, que no es otra cosa que una cura de humildad, no acabo de percibirla.

Y con todo respeto por científicos y políticos, creo que lo del volcán no ha terminado. Eso sí, todo está saliendo según lo previsto, según la evidencia científica que nos recuerda que la erupción puede durar entre 20 días u ochenta. Así no hay manera de fallar.