La IA no deja de ser un contrasentido y ningún concepto que se imponga en todo el mundo debe ser una contradicción en sus propios términos (nunca mejor dicho)
La Fundación del Español Urgente decide en diciembre cuál ha sido la palabra del año. En este caso ha optado por una expresión, por un concepto: inteligencia artificial (IA). La FEU no juzga, simplemente decide cuál ha sido la palabra de mayor alcance en el ejercicio que termina. Por eso, nada que criticar.
Ahora bien, la IA no deja de ser un contrasentido y ningún concepto que se imponga en todo el mundo debe ser una contradicción en sus propios términos (nunca mejor dicho). Y esto por lo que ya hemos explicado en el caso de otro tópico de moda: la evidencia científica.
La máquina no inventa nada, sólo multiplica lo ya inventado. Eso sí, a gran velocidad
Verán, si es es inteligencia no es artificial y si es artificial no puede ser inteligente. Pensamiento es, antes que ninguna otra cosa, originalidad de pensamiento. La máquina, que de eso hablamos, sólo puede repetir algo que el hombre le ha introducido. Eso sí, matemáticamente, discurre mucho más deprisa que la mente humana. Pero no inventa nada, sólo multiplica lo ya inventado
Y cuidado, que hay algo más grave: la IA presenta tintes liberticidas e invade la intimidad personal. Los asistentes de voz personales o el espionaje a través de la red, codificado por máquinas, resultan ahora mismo uno de los elementos liberticidas e invasores de la intimidad más graves que se recuerdan. La IA no es inteligente pero puede resultar muy peligroso para el hombre inteligente... y para el no inteligente, también.
— CNEO 🇪🇸 💚 🇪🇸 🇪🇸 (@DominusMundi3) December 27, 2022