Ni séptimo arte sin politizar, ni cuarto poder sin respiración asistida. Ni terroristas arrepentidos ni socialismo con principios. Ni igualdad que respetar ni ONGs que no dependan del gobierno. Ni corridas de toros ni caballos sin pañales. Ni sindicatos con causa obrera sin abusar del robo a los parados ni modelo educativo exento de fracaso escolar.

Ni viviendas que resuelva este Gobierno desde hace siete años pero gasta dinero en bonos culturales y bonos juveniles (para comprar votos) menos en suelo para edificar. Levantar pisos para acceder a la vivienda se conoce que es cosa solo de Franco. Pero nuestros envidiosos ninis contemporáneos se dedican más que a presupuestar a retirar los carteles de las fachadas que señalan las VPOs con el yugo y las flechas.

En otros países ser diputado o senador es un honor, en España es el trampolín de ciertos pickpockets (carteristas) malhechores para desfalcar el Estado y destruir la nación con aforamiento y promesa de indulto o amnistía.

Son como los drogadictos que no pueden con el mono. Pero para monos los que insultan a sus opositores por la facha que llevan. Cosas de los yuppies de la rosa en la mano.

Contenta tiene que estar la Internacional Socialista que preside nuestro gran líder de la rosa en mano y puño en alto si no fuera porque está empañado por un presunto dinero ilegal de la dictadura venezolana de Maduro. De confirmarse, la Internacional de los proletarios unidos pasaría a denominarse con razón la Internacional de la Narcoestafa.

Menudo ejemplo para el socialismo mundial de capa caída, que para exportar ideario depende de la generosidad de tiranos opresores e ilícitos gestores fraudulentos a sueldo. “Los progresistas del mundo miran a la socialdemocracia española”, decía recientemente Pedro Sánchez y no le falta razón.

Precisamente a orillas del río Spree en Berlín (antes el Rhin), los herederos de Willy Brandt miran estupefactos los trapicheos de la IS. Pero como en otras tantas polémicas y crisis sin atacar, tanta pasividad conocida como “Scholzing” en honor al canciller, vaticina el porrazo socialdemócrata del SPD al no remontar en las encuestas por el auge de la violencia migratoria que refriegan a todos los ultraconservadores por exigir ponerlos de patita en la frontera. Curioso que la extrema izquierda germana y excomunista reformada (Die Linke y BSW) también predique la expulsión de los ilegales.

Tantas promesas incumplidas y zozobras de medidas, tanto a este lado del Ebro como allá del Spree, tal vez explique la vuelta al “Permafrost" socialista y feminista en casi toda Europa. En España de momento no, porque los ninis no ven la degradación (aunque algunos ya confiesen haber sido «testigo de mentiras flagrantes que se decían en voz alta»), apuran el negocio venezolano de las hijas de ZP, mientras la oposición ni moviliza ni inspira confianza por falta de motosierra. Estos son los de embarazar un poco, abortar un poco, porque aspiran a alternar los mismos sillones ahora ocupados hasta que un nuevo escándalo los apee mientras el jefe se fuma un puro en el bar.

Todos lo sabíamos, los aranceles de Trump, la paz forzada en Ucrania y el asentamiento de los gazatíes. Pero ni el chiste de Europa se piensa la respuesta que prisa no tiene. Ni es capaz de resolver ningún conflicto en suelo europeo. Como tampoco le inquieta ser dominada por la IA americana o china mientras los linces de la Europea Comisión se apresuran por amarrar en las botellas de plástico el tapón.

Veremos qué muecas adoptamos cuando quedemos desconectados o perdamos el tren de los centros de datos para la IA por falta de una red de suministro energético y centrales nucleares como en España. Mención aparte tiene la prometida descarbonización de la economía en el 2050. Parece que nos alumbraremos con velas veganas y feministas.

Por ahora nuestros ninis están estreñidos con la “anuencia” de la movilidad eléctrica, la falta de ayudas y las electrolineras fuera de servicio. Pese a la infinidad de aplicaciones de recarga aún no hemos ideado una app común europea porque cada cual hace -como en todo- su guerra por su lado. Es mucho pedir para tanto nini estresado. Como los que asistieron a los Goya que sacaron a la luz el guion previsto: Trump, los fachas, los malos judíos y los buenos de Hamas en Gaza. En la Berlinale alemana se alude por contra a lo que realmente importa: la IA y el impacto sobre el cine y los actores. Nuestros ninis con apenas la ESO son el orgullo del arte costeado. A lo mejor es hora del arte privado del vicio para no hacer tanto el ridículo.

@ignaciosleon