El Parlamento Europeo aprobó una resolución que pide a los Estados miembros incluir el aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea
Decíamos en Hispanidad que el jueves, el Parlamento europeo someterá a su aprobación el "derecho al aborto". Es decir, convertir la despenalización del aborto en derecho al aborto, lo cual atenta hasta contra las meninges más adulteradas. Después, llegará el intento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de instaurar el aborto a vencimiento, hasta el mismísimo momento del parto.
Ante semejante decisión, los obispos de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) han manifestado su rechazo: “va en dirección opuesta a la promoción real de las mujeres y sus derechos”.
En su escrito, titulado Sí a la promoción de la mujer y al derecho a la vida, no al aborto y a la imposición ideológica, los prelados advierten que “el aborto nunca podrá ser un derecho fundamental”, puesto que “el derecho a la vida es el pilar fundamental de todos los demás derechos humanos”.
Los obispos toman de referencia la reciente declaración “Dignitas Infinita” del Papa, en la que Francisco advertía de la "peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida".
Los obispos apuestan por trabajar por una Europa donde las mujeres "puedan vivir su maternidad libremente y como un regalo para ellas y para la sociedad y donde ser madre no sea en ningún caso una limitación para la vida personal, social y profesional".
COMECE denuncia que la Unión Europea debe respetar las diferentes culturas y tradiciones de los Estados miembros, así como sus competencias nacionales, por lo que no puede "imponer a otros, dentro y fuera de sus fronteras, posiciones ideológicas sobre la persona humana, la sexualidad y el género, el matrimonio y la familia, etc".
Además, aseguran que "la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE no puede incluir derechos que no son reconocidos por todos y causan división", puesto que "no existe ningún derecho reconocido al aborto en el derecho europeo o internacional, y la forma en que se trata esta cuestión en las constituciones y leyes de los Estados miembros varía considerablemente".