Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Nigeria, donde se recrudece la persecución a los cristianos. En ese país, una turba de musulmanes lapidó y quemó viva a una estudiante cristiana en Sokoto, a la que acusaron de supuesta blasfemia, concretamente por haber ofendido a Mahoma, recoge Aciprensa.

Según informa un medio local, Deborah Yakunu fue acusada de haber compartido en el Shehu Shagari College of Education en Sokoto, norte de Nigeria, un audio en WhatsApp en el que se habría referido de manera irrespetuosa a Mahoma, el principal profeta del Islam.

Varios medios también publicaron un video en el que se ve la lapidación y el cuerpo de la joven en llamas; mientras que un joven con vestimenta musulmana grita: “La maté. La quemé. Esta es la caja de fósforos que usé para prenderle fuego”. En el video se oye a otro joven gritar “Allahu akbar”, que quiere decir “Alá es grande”.

Por otra parte, también en Nigeria, la  Arquidiócesis Católica de Kaduna anunció “con gran pesar” que el P. Joseph Aketeh Bako, secuestrado el 8 de marzo, fue asesinado por sus captores, recoge Aciprensa.

“Con gran pesar en el corazón, pero con total sumisión a la voluntad de Dios, anunciamos la muerte del P. Joseph Aketeh Bako a manos de sus secuestradores entre el 18 y el 20 de abril de 2022”, explicó el P. Christian Okewu Emmanuel.

El P. Bako, 48 años, fue secuestrado por delincuentes luego de un ataque a la parroquia católica de St. John de la Arquidiócesis de Kaduna, donde se desempeñaba como párroco. El P. Emmanuel Anyanwu, sacerdote de la parroquia St. John, afirmó el 29 de abril a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que el P. Bako “sufrió mucho antes de su muerte".

“Él fue torturado porque lo estaban obligando a pagar una gran cantidad de rescate por su liberación. En este caso, hubo tortura física y golpizas que le causaron mucho dolor y agonía”, dijo el P. Anyanwu en un informe publicado por ACN. “Debido a sus frágiles problemas de salud, no pudo sobrevivir a la tortura”, añadió. El P. Anyanwu le dijo a ACN que el cuerpo del P. Bako “aún no ha sido liberado por los bandidos”.

Más de veinte personas son asesinadas cada día en Nigeria a manos de Boko Haram y el Estado Islámico. Según cifras de la organización en defensa de los cristianos perseguidos Puertas Abiertas, la persecución se consolida a ritmos agigantados en el país africano, especialmente en la región noroeste, donde 782 personas fueron asesinadas entre enero y marzo de este año, informa Puertas Abiertas.

Ha aumentado la injerencia en los asuntos eclesiásticos por parte de grupos respaldados por el gobierno

En Sudán, el pastor Stefanous Adil Kajo, de la Iglesia Sudanesa de Cristo en la localidad de Al Haj Abdalla, fue condenado por «alteración del orden público» junto a Ibrahim Kodi, que le agredió durante un servicio religioso. En el ataque de Kodi, al que luego se unieron otros dos hombres, tanto el pastor como dos mujeres de la iglesia resultaron heridos y se destruyeron biblias y sillas [CSW]. Cuando las víctimas quisieron presentar una denuncia penal, la policía respondió acusando tanto al pastor como al atacante de «alteración del orden público», informa Puertas Abiertas.

Una semana antes, los miembros de la iglesia también habían sido acosados por los vecinos, que les impidieron reunirse en el edificio. Shanabo Awad, abogado del pastor, dijo a Morningstar News que los hombres habían alegado que el edificio pertenecía a los musulmanes. Pero el propietario del inmueble es la iglesia católica local que, en 2019, dio permiso a la Iglesia de Cristo sudanesa y a otras organizaciones, incluida la comunidad musulmana local, para utilizar el edificio para sus actividades. Sin embargo, los musulmanes fundamentalistas pertenecientes al movimiento wahabí comenzaron a acosar a la Iglesia de Cristo sudanesa, según CSW.

Los cristianos de Sudán, que habían empezado a soñar cautelosamente con vivir en un país donde fueran libres de profesar su fe abiertamente, ven sus esperanzas truncadas. Ha aumentado la injerencia en los asuntos eclesiásticos por parte de grupos respaldados por el gobierno y el mes pasado un tribunal ordenó la demolición de parte de una iglesia evangélica cerca de la capital, Jartum, lo que provocó el cierre del edificio.

En ella el martirio no fue una improvisación, sino el holocausto final del amor a su vocación

El Cardenal venezolano Baltazar Porras Cardoso, enviado del Papa Francisco, presidió el pasado sábado 7 de mayo la Misa de beatificación de la religiosa María Agustina Rivas López, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor conocida como “Aguchita”, asesinada por terroristas comunistas de Sendero Luminoso en 1990, recogió Aciprensa.

La Misa se celebró en el mismo parque donde una joven de 17 años mató a la religiosa de cinco disparos el 27 de septiembre de 1990. Participaron alrededor de 20 obispos del Perú y alrededor de tres mil fieles.

En la homilía, el Cardenal Porras resaltó que “el martirio de la hermana Aguchita tiene varias caras que merece tener en cuenta: en primer lugar el sinsentido de la violencia, el crimen, la injusticia, lo nefasto de las ideologías para quienes la vida humana no cuenta”. “En ella el martirio no fue una improvisación, sino el holocausto final del amor a su vocación”, subrayó.

A continuación, el Cardenal que es Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas, hizo votos para que “la guerrilla y la guerra desaparezcan para siempre del mundo entero y que en esta bendita tierra de la selva amazónica seamos capaces de sanar el dolor y el desprecio, asegurando, construyendo lentamente la globalización de la solidaridad sin dejar a nadie al margen”.

El Cardenal Porras hizo luego “un recuerdo y una oración por las miles de víctimas del terrorismo en el Perú y de manera especial por los que fueron vilmente asesinados en La Florida. A sus familiares y amigos asegurarles que son parte de la aureola de Aguchita en estos momentos”.