En la semana de la mujer feminista -les va a costar creerlo pero no todas las mujeres son feministas, 'laus Deo'-, alguien se ha propuesto poner como ejemplo a la Virgen María, arquetipo de todo lo femenino por su doble condición de virgen y madre, es decir, las dos condiciones que más aborrecen las feministas. 

El vídeo resulta tan oportuno como formidable y no podía haber sido pergeñado sino en la ‘tierra de María', es decir, en España. Porque hay más cosas que el feminismo, de suyo bastante borreguillo, no puede entender. Por ejemplo, que la gran virtud de la mujer frente al varón es la humildad, que las feministas confunden con sumisión. Y la otra gran virtud del sexo femenino es la discreción, que las feministas confunden con apocamiento. Fue la discreción de Santa María lo que le ha llevado a ser la mujer -la persona, de entre el conjunto de todos los varones y de todas las mujeres- más venerado/a de la historia… más que tú sólo Dios. La número uno del género humano es una mujer. Es el exhibicionismo, el ser el centro de atención, lo que pierde a la mujer. Cuando evita esa pretensión, no hay varón que pueda competir con ella.

Es el exhibicionismo, convertirse en el centro de atención, lo que pierde a la mujer. Cuando evita esa pretensión, no hay varón que pueda competir con ella

Lo cual nos llevaría a otra cuestión que apela, mismamente, a don Alberto Núñez Feijóo: no se trata de presumir de feminismo para oponerse al feminismo del PSOE, se trata de atreverse a decir que el feminismo es una barbaridad que, a quien primero destroza -al hombre tan sólo le incordia- es a la mujer. Es decir, atreverse a decir que no se es feminista 'de otra forma’ a la del PSOE, sino que no se es feminista en forma alguna. Atreverse a decir, como en su día dijo el Papa Francisco aunque luego, para evitar enfrentamientos (¡Qué error qué inmenso error!), diera marcha atrás, que el feminismo no es otra cosa que machismo con faldas.

Contemplen este cortísimo pero enjundioso vídeo sobre la Virgen María.