Tampoco es tan difícil. La ideología de género nos bombardea a diario con un sinfín de chorradas sobre los dos sexos (sí, sólo son dos, masculino y femenino), en un volumen tal como no se había visto en toda la historia de la humanidad. De esos eslóganes, el 90% son mentira y el 10% no son verdad. 

Nuestros abuelos y abuelas distinguían perfectamente entre hombre y mujer, sabían de sus diferencias y de su complementariedad y, al parecer, con esa claridad de ideas vivían mucho menos pendientes de lo circunstancial.

Por ejemplo, sabían que la mujer es más sincera en sus sentimientos al tiempo que oculta más sus pensamientos y sus convicciones. El hombre es justo al revés.

Lo que demuestra, una vez más, que varón y hembra son tan distintos como espléndidamente complementarios y que no hay feminismo bueno y feminismo malo: todo él es malo, tonto y contra-femenino. El machismo también es malo, pero eso ya lo sabían, ¿verdad?