Nueva oportunidad perdida del secretario general de Conferencia Episcopal Española, Mons. Francisco César García Magánde dejar las cosas claras. Ha sido en un encuentro organizado por Nueva Economía Fórum. La jornada ha comenzado con el hecho que marcó el día de ayer, el ataque cristófobo de Algeciras. "Dejemos a las autoridades judiciales y policiales que hagan su trabajo y determinen las causas de esos hechos lamentables, injustificables y execrables". ¿Las causas Monseñor? Atacó en iglesias y era marroquí: la cristofobia y la cristianofobia son lo que impulsa a un musulmán a entrar en iglesias para apuñalar a cristianos, sin más. Con palabras de mesura dignas de un político mostró su "condena absoluta" por la violencia, que tiene "gravedad especial" cuando "se quiere justificar en nombre de Dios", porque es "tomar el nombre de Dios en vano, sea con el nombre que sea" y pide "no echar leña al fuego" porque "no podemos caer en provocaciones" y concurrir en "demagogias e identificar el terrorismo con ninguna religión y ninguna fe". Sin embargo, miren por dónde, no hay casos de terrorismo católico.Y sentencia: "No debemos demonizar a colectivos ni a grupos en general". 

Seguimos para bingo, llega el tema del aborto a raiz de la polémica suscitada en Castilla y León: "el mensaje de la Iglesia es el mismo", en el seno materno hay vida y tiene que protegerse. Hasta aquí bien, pero rehúsa defender explícitamente las medidas del Gobierno de Castilla y León y condenar la ley del aborto de Irene Montero. Asegura que igual que hay que "defender" esa vida en el seno materno, también hay que hacerlo con la vida del que viene en una patera, o cuando una mujer sufre violencia intrafamiliar, o cuando alguien no tiene recursos. "Donde hay vida humana hay que protegerla" porque no es una "cuestión ni de peso ni de centrímetros". Pide "despotilizar el tema del aborto" porque tendría que haber "consenso", aunque se muestra seguro de que llegaremos a una "maduración de conciencia".  

Pasamos a la pederastia dentro de la Iglesia, que ha condenado y ha valorado los mecanismos aprobados para su control, y la colaboración que va a tener con el Estado para acabar con esta lacra, pero ha desaprovechado una vez más la ocasión para desmontar el 'circo' de la pederastia clerical. Afirma que "no se puede etiquetar a un colectivo": hombre Monseñor, sobre todo cuando ese colectivo no representa ni el 2% del total de la pederastia, algo que no habría estado mal recordar. 

Llegan otros dos grandes temas que cuando no se dejan claros, pueden provocar que a uno se le manipule, que es lo que ha pasado si se echa un vistazo a los titulares de la prensa: homosexualidad y sacerdocio femenino. 

García Magán es preguntado por las declaraciones del Papa sobre la homosexualidad, "a todos nos rigen unas normas", ha señalado. "Desde el punto de vista de la moral católica también hay aspectos en una relación heterosexual que pueden no estar de acuerdo con la moral católica", "ser homosexual no es delito ni tampoco pecado". El titular a los medios lo ha dejado botando, 'La CEE contradice al Papa, ser homosexual no es delito ni pecado'. No es fácil, pero hubiera bastado con asegurar que el Papa Francisco reiteró con sus declaraciones, calcadita, la doctrina expuesta en el Catecismo de 1992, obra de san Juan Pablo II

Y llegan las preguntas sobre el papel de la mujer en la Iglesia y el sacerdocio femenino, García Magán vuelve a caer en el consenso y en lo políticamente correcto, y asegura que "lo importante es la necesidad de aumentar la presencia de la mujer en la Iglesia", "el tema de la ordenación es secundario". 22 de mayo de 1994, Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis del Papa Juan Pablo II, en el n. 4 nos dice: “Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia”, no hace falta más. 

Finaliza hablando de más consenso y diálogo con el Gobierno. No Monseñor, usted no tiene que consensuar nada con el Gobierno, usted tiene que ser coherente con el catecismo de la Iglesia y llevarse mal con un Gobierno que atenta contra la familia y con todo lo que manda la Doctrina Social de la Iglesia y decirlo abiertamente, no intentar estar en el centro y llevarse bien con todos, porque para eso ya tenemos a los políticos.