2 de abril de 2019. Biblioteca Pública Eugenio Trías, antigua casa de fieras del parque del Retiro de Madrid. Son ya las 19,15 horas y la sala está llena y, llegarán más. Asistimos a la presentación de un nuevo libro, una novela, Los dioses tienen los pies de lana, de José María Sánchez Galera que se estrena como novelista. En la sala, ya digo que bastante llena, también estaban junto al autor Luis Alberto de Cuenca y Pablo Velasco, profesor universitario de San Pablo CEU. El acto se prometía sublime, y lo fue. No podía ser de otra forma, porque el contenido de la historia lo propone y los presentadores supieron satisfacer a la audiencia.

José María Sánchez Galera no es un advenedizo en el mundo de las letras, sino que por el contrario tiene mucha cimentación que le fortalece y, práctica, que le respalda ahora y en un futuro que no ha de tardar. Periodista, doctor en Clásicas y Filólogo, ha dedicado gran parte de su vida a la corrección de estilo de otros muchos autores ya reconocidos. Puede ser que, como tantos otros desconocidos, tras su labor oscura y dedicación a obras ajenas se haya convertido en un maestro, que en este caso con Los dioses tienen los pies de lana, hace una demostración de estilo literario, así como de calidad en la originalidad de la historia. Una novela que merece, con mucho, la oportunidad que le brinden los libreros, defundiéndo su conocimiento y recomendándola.

Vaya por delante que se trata de una novela exquisitamente escrita. Pero, ¿por qué es una novela que hay que leer y recomendar? Vamos por partes. Primero, porque se trata de una trama amable e intimista que se sumerge en la vidas de los dos protagonistas, David e Isabel, descubriendo al lector diferentes momentos de cada uno, que al final terminan configurando una historia única y sólida. Isabel, una joven de familia creyente, y David, un adinerado nieto de un escritor descreído, cuyos puntos de vista parecen no coincidir. Y eso da juego para que el autor lleve al lector por pasillos del pensar, porque creo que sin ser un plomo, la buena lectura debe hacer pensar, y disfrutar, y pensar, y... ¡Disfrutar! El segundo aspecto que le hace singularmente importante, es la educación clásica del autor, quien nos propone a Homero y también a Dospasos, en una composición de pensamiento y acción muy aprovechable, porque en el mundo, en palabras de Luis Alberto de Cuencano existe cultura alta o cultura baja. La cultura es lo que nos hace vivir el día a día. La falta de cultura es lo que hoy se vive en la calle, y la ausencia de cultura es la anticultura. El tercer motivo de ser leída, es la contemporaneidad de la historia porque, aún con la línea de pensamiento que los autores proponen en sus diálogos o la inspiración buscada en los clásicos, también hay referencias a Zweig, Antonio Vega, Tintín e incluso de U2...

La cultura es lo que nos hace vivir el día a día. La falta de cultura es lo que hoy se vive en la calle, y la ausencia de cultura es la anticultura

Pablo Velasco hizo hincapié en la cantidad de detalles sensitivos que se desprenden de la lectura... los colores de los olores, las texturas de los sabores, la dulzura de la brisa... Un enfoque muy ajustado a lo humano para que cuando hablen los hechos de la trama, no se dejen llevar por misticismos que pudieran ser demasiado evidentes. Los personajes se convierten a la vida de un mundo extraordinario dando a la vida un significado diferente y renovado. Hablan siempre del mar, pero viven en el interior. Hablan de Dios pero se cogen de la mano. Hablan del amor y solo se pronuncia dos veces la palabra sexo. Hablan del futuro y sus referencias son el pasado...

La lectura -no es la primera vez que lo expongo-, debe elevarnos el espíritu, no conformarnos con las tramas vacías actuales, sin trascendencia alguna. Los Dioses tienen los pies de lana, tiene dos lecturas: la de los dioses que andan siempre sobre blando, silenciosamente; o la de los dioses cuyos fundamentos no tienen fuerza y, ante el peso de las circunstancias, se hunden sobre sí mismos. Esta doblez, que desconozco si es intencionada por parte del autor, puede convertirse en el revuelco de las conclusiones del lector, y se podría hacer un estudio de personalidad. Ya saben, hay que psicoanalizarlo todo.

Una hora de presentación que se hizo muy corta. Al final había gente de pie, faltaron sillas para todos. Y entre los asistentes vimos caras más conocidas para todos o menos, según quién, como Carmen Teresa Pabón y Matilde Conde Salazar, ambas, profesoras de carrera del autor; José María Marco; José Miguel Ruiz Calderón; Julia Escobar; Javier Requero;y el pintor Alberto Guerrero

'Los Dioses tienen los pies de lana' tiene dos lecturas: la de los dioses que andan siempre sobre blando; o la de los dioses cuyos fundamentos no tienen fuerza

Otras novelas clásicas necesarias que deben pasar por la cabeza de un lector que desee estar/ser hecho y derecho son las siguientes:

Llanto por la tierra amada (Palabra) de Alan Paton. Quizá una de las novelas que más me influyeron en la lectura, donde las personas se cruzan en la vida y aportan juntas más que separadas. Un valor seguro, cuando buscamos la firmeza de la tierra que nos vio crecer. La nobleza del espíritu de hombres curtidos ante la necesidad, sobre todo necesidad de ser humanos. El dislocamiento natural y el salto de generaciones que parece no tener arreglo. Así, desde el principio, hasta el final de los siglos.

Fabiola (Homolegens) de Nicholas P. Wiseman. El cardenal Wiseman fue un inglés eminente, y uno de los hombres más sabios de su tiempo. Fabiola consigue, hoy como siempre, enardecer la voluntad para con la religión mediante un imaginario novelesco poblado de santos y mártires. Además, la obra posee una inquietante actualidad. Los cristianos de Fabiola tienen que volver a las catacumbas del mismo modo que –tantos siglos después- los cristianos de hoy las visitan con frecuencia, ya por propia voluntad, ya por hostigamientos ambientales. 

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