Acababa la rueda de prensa del Consejo Europeo y el presidente de turno de la Unión, don Pedro Sánchez, se impacientaba. Al final, lo soltó: no me habéis preguntado por ello pero yo quiero hablaros... del informe del socialista y excura Ángel Gabilondo sobre pederastia clerical en España. 

Todo bien preparado porque el susodicho Gabilondo se ha preocupado de utilizar el concepto de 'abuso sexual', concepto amplio, demasiado amplio, que abarca lo mismo un tocamiento que una violación anal. 

Y allá, en la capital de la UE, aseguró don Pedro -el yerno del dueño de saunas gays- que el Ejecutivo, como le corresponde, "aplicará" el dicho informe del Defensor del Pueblo, ese que, según él, nos ha hecho mejores y más democráticos. ¿en qué consistirá esa aplicación? Pues sospechen lo peor y se quedarán cortos. En cualquier caso, por de pronto, supone un logro más, otro triunfo embustero de la propaganda monclovita. Al menos, el informe del Defensor del Pueblo nos ha hecho mucho más... democráticamente calumniadores.

Naturalmente, a Gabilondo la propaganda laical, mucho más numerosa, no le interesa nada de nada. Esto no es una lucha contra la pedofilia, es pura cristofobia

Es cierto que toda pederastia es repugnante y la clerical aún más: una hombre con vocación de sacerdote en cuyas manos se deja a un pequeño y que en lugar de educarlo se dedica a abusar de él, merecería justicia islámica: que le corten los 'éstos'. 

Ahora bien, lo que está ocurriendo aquí no tiene nada que ver con ningún tipo de justicia. Se trata de una calumnia interesada que busca destruir a la Iglesia, principal adversario del Nuevo Orden Mundial (NOM), que hoy controla Europa como una marioneta y del que Sánchez forma parte activa. Todo ello a costa de chulear al sacerdocio y de hacer que muchos vean en todo clérigo un destrozador de la inocencia infantil. 

En definitiva, lo que se ha destapado este viernes 27 de octubre, a través de la utilización del defensor del pueblo, un excura con muchas ganas de vengar su fracaso vocacional, no es sino un gigantesco fraude que eleva una encuesta, y habrá que analizar los pormenores de la misma, al rango de estadística, que convierte menos de 500 testimonios en 450.000 víctimas. Una encuesta sobre un tema hiperdelicado convertida, sin solución de continuidad, en una estadística inapelable. Vamos, que no me creo que los menores abusados por sacerdotes se aproximen al medio millón. Ni de coña. Ni a lo largo de décadas. Y mucho menos con esa metodología, tan científica.

Pero de este modo se consigue desacreditar a todo sacerdote -bueno, malo o regular- ante la feligresía, ante el pueblo fiel. 

Sánchez se libra así de su principal adversario ideológico, ya de por sí muy debilitado en el momento presente. Un paso más hacia la impunidad.

Todo completo: el excura Gabilondo se venga de la Iglesia y exagera los casos de pederastia clerical -¡vía encuesta!- mientras Sánchez, justo en el momento en el que monta su nuevo gobierno 'Sanchestein', bloquea a la oposición católica, su principal adversario intelectual, ya que no electoral. 

Concluye el Defensor del pueblo que 444.000 españoles de más de 18 años sufrieron abusos en la Iglesia, el 11% de la población. Pues yo no y estudié en un colegio de curas. Y concluye esto porque ha utilizado una encuestas, no casos reales, de los que sólo ha acumulado 400 y así durante varias décadas. Sí, un sólo caso de pederastia clerical es repugnante, pero 500 no son quinientos mil.   

Sánchez prepara ahora su gran ataque a la Iglesia desprestigiando al sacerdocio, base de la vida sacramental. Lógico, el cristianismo es el único baluarte que le queda para controlar España

Naturalmente, a Gabilondo la propaganda laical, mucho más numerosa no le interesa absolutamente nada, lo que ya da pistas...

Y así, Pedro Sánchez prepara ahora su gran ataque a la Iglesia desprestigiando al sacerdocio. Lógico, el cristianismo es el único baluarte que le queda para controlar España. Insisto, a pesar de la crisis actual del cristianismo en España, a pesar de la tibieza de la jerarquía, el cristianismo continúa siendo el gran adversario ideológico de Sánchez, el profanador.

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Y justo ahora, cuando necesita aplicar a los españoles el trágala de otro Gobierno Frankenstein, nuevo Gobierno frentepopulista, le viene como de perlas una campaña contra la Iglesia.

Recuerden, además, que la religión católica es sacramental. Y los sacramentos los administran los sacerdotes. anulados estos puedes dar por anulado el pueblo de Dios, Y mucho menos para recordar los valores cristianos que el Sanchismo se dedica a machacar en cuanto tiene oportunidad.