Cada día recibimos nuevas noticias de casos de okupación, es más, en España se 'okupan' 47 viviendas al día, un 40% más desde que Sánchez se instaló en Moncloa. El verano es la estación favorita por los okupas para invadir casas por una doble vía, por un lado muchos de ellos se trasladan a la costa y entran en segundas residencias, y por otro, aprovechan que muchas casas se quedan vacías por las vacaciones de los propietarios para okuparlas. 

Y es que a los okupas también les gusta disfrutar del verano, es el caso de una casa en la localidad de El Rompido, en Huelva, a pie de playa, con más de 100 metros, reformado y con todas las comodidades. Al parecer una pareja les alquiló la casa de febrero a junio, “Pagaron de golpe los cuatros meses de arrendamiento y la primera factura”. Cuando terminó el contrato, devolvieron la llave a la inmobiliario, dijeron que se iban y comenzó la pesadilla, habían cambiado la cerradura y pasaron a ser siete inquilinos: “Los fines de semana llegan a ser quince personas. Tienen su casa en Sevilla pero allí hace mucho calor”.

Ante la falta de respuesta por las autoridaddes, los afectados se reúnen a diario frente a la casa con cacerolas y pancartas, además. se han visto obligados a pagar las facturas de consumo de los okupas que han llegado a alcanzar los 1.300 euros. Los okupas aseguran que tienen contrato, algo que tanto los propietarios como la agencia niegan: “Los veo pasearse, tomar el sol, usar mis sábanas y toallas”, explica la propietaria, “Salen para ir a trabajar. Tienen motos acuáticas y vehículos de alta gama pero yo, que soy mileurista, les tengo que pagar las facturas”, lamenta. Y denuncia que encima: “Soy yo la que tiene que demostrar ante un juez que ese contrato es falso”, “Nos han tirado lejía, agua y huevos. Son agresivos y peligrosos”, a lo que añada su temor del estado en el que estén dejando la vivienda. 

Otro caso conocido esta semana es el de un chalet en Colmenar Viejo, donde han aprovechado que la propietaria se había ido de vacaciones para okupar la casa. En este caso la playa se encuentra lejos, pero no es problema, la vivienda cuenta con piscina, la cual no han dudado en llenar, la factura del agua ha sido de más de 2.000 euros: “Lo estamos llevando muy mal. Porque no hay derecho. Tienen prioridad ellos, antes que nosotros. A mí me da la sensación de que están todos compinchados” lamentaba la hija de la víctima. Los okupas aseguran que su único propósito es tener un hogar, eso sí, a costa de que una anciana se quede sin su casa. 

Ya saben, los okupas son 'vulnerables', pero también quieren vacaciones: primera línea de playa o piscina, faltaría más.