Comenzamos esta crónica semanal sobre persecución a los cristianos en África, porque Regina Lynch, responsable de proyectos de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), denunció el asesinato de cientos de cristianos, entre sacerdotes y fieles, víctimas del aumento de la violencia durante el actual conflicto político que atraviesa Tigray, en el país africano de Eritrea, recogió Aciprensa.

La región de Tigray, cuya capital es Mekele, es la más septentrional de Etiopía y hace frontera con Eritrea y Sudán. El 95% de la población es cristiana, de la Iglesia Ortodoxa Copta etíope, y pertenece a la etnia tigrey, informó ACN.

Fuentes de la fundación “aseguran que la violencia no está motivada por la religión” sino por el conflicto político en la región, que estalló luego de que se pospusieran las elecciones parlamentarias del 29 de agosto de 2020, debido a la pandemia del COVID-19.

Lynch confirmó que nadie conoce la cifra exacta de muertos, pero se sabe que “cientos de ciudadanos están siendo asesinados”, entre los que “hay sacerdotes y líderes eclesiásticos entre ellos”. También “han destruido y desvalijado tiendas, colegios, iglesias y conventos. Miles de personas han huido de sus casas. Muchas han cruzado la frontera con Sudán, pero otras han buscado refugio en zonas remotas, en las montañas, sin agua ni acceso a comida”, agregó.

Lynch también se refirió a la noticia sobre el posible asesinato de 750 personas en noviembre en medio de un asalto a la iglesia ortodoxa de Santa María de Sión (Maryam Tsiyon), en Axum, donde según la tradición se guarda el Arca de la Alianza. ACN también señaló que en diciembre de 2020 podría haber ocurrido otra masacre en la iglesia de Maryam Dengelat, donde habrían fallecido más de cien personas.

Los criminales, bandidos o como quiera que los llamen son conscientes de que cuando tocan a un sacerdote o a una religiosa católica se convierten rápidamente en noticia

Y seguimos en África, concretamente en Nigeria, donde, en declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Arzobispo de Abuya, Mons. Ignacio Ayau Kaigama, expresó su preocupación por la serie de secuestros y actos de violencia que terroristas cometen contra sacerdotes, religiosas y fieles católicos y pidió al Gobierno afrontar el problema con seriedad, recogió Aciprensa.

Mons. Kaigama dijo que los secuestros se producen desde hace mucho tiempo en Nigeria, pero que al no ser tomados con seriedad por las autoridades se han vuelto una “enfermedad que se extiende sin que se haga ningún esfuerzo significativo para detenerla”.

El Prelado dijo que como la Iglesia Católica en Nigeria se distingue por ser visible, muy respetada y reconocida, los secuestradores saben que atacar católicos es conveniente para sus fines. Se trata de “una estrategia de los terroristas. Atacan donde la repercusión es más fuerte, eso es lo que consiguen atacando a sacerdotes y religiosos católicos”, afirmó. “Los criminales, bandidos o como quiera que los llamen son conscientes de que cuando tocan a un sacerdote o a una religiosa católica se convierte muy rápidamente en noticia, creen que eso obliga al Gobierno a tomárselo en serio”, agregó.

El Prelado denunció que el Gobierno no está tomando en serio el problema, pues pese a que viene de años, aún ni siquiera se identifica a los autores de los crímenes. Una muestra es que “las palabras ‘terroristas’, ‘bandidos’ y ‘hombres armados’ se han utilizado indistintamente para calificar a quienes están detrás de estos secuestros, pero no se conoce a ciencia cierta su identidad”, señaló.

Para el Prelado, existen varios móviles tras estos secuestros. Por ejemplo, hay raptos por motivos económicos, perpetrados por delincuentes que “solo buscan dinero rápido, que retienen a personas como rehenes y piden rescates de millones de nairas (moneda local)”.

Además, hay fundamentalistas religiosos que buscan la expansión territorial “para conquistar a los que consideran infieles, y los cristianos son el número uno en su lista. También atacan y matan a musulmanes que no profesan el mismo culto que ellos”. Y algunos son simplemente fanáticos religiosos que “se han olvidado de lo que quieren, pero redoblan sus esfuerzos en matar y destruir”.   

Unas 86 familias aún viven en tiendas de campaña dentro de la diócesis y sus hijos están matriculados en las escuelas católicas vecinas

Y mientras los católicos son atacados en Nigeria, la iglesia de ese país se dedica a construir casas para acoger a las víctimas del grupo terrorista yihadista Boko Haram, que fueron desplazadas de sus aldeas y que llevan viviendo más de cinco años en campamentos dentro de la diócesis. En concreto, lo hace la Diócesis de Yola, informa Aciprensa.

El obispo de Yola, Mons. Stephen Dami Mamza, indicó: “No ha sido fácil cuidar de los desplazados internos que llevan viviendo en nuestra Diócesis por ya seis años. La gente también está cansada y quieren empezar de nuevo sus vidas”.

El Prelado señaló que entre 2015 y 2016 los militares asumieron el control de los gobiernos de las localidades locales tomadas por los yihadistas, lo que permitió que muchos de los desplazados internos que habían sido alojados en la Catedral de Santa Teresa de la Diócesis de Yola regresaran a casa.

“Había una gran cantidad de desplazados internos aquí, pero muchos han regresado a sus hogares después de que se restableció la seguridad en sus aldeas. Sin embargo, todavía hay pueblos cerca del bosque de Sambisa donde se alojan militantes de Boko Haram. La gente de estos pueblos no puede volver a casa y todavía los estamos acogiendo”, agregó.

Por el momento, unas 86 familias aún viven en tiendas de campaña dentro de la diócesis y sus hijos están matriculados en las escuelas católicas vecinas.

Mons. Mamza señaló que cada apartamento está rodeado de suficiente espacio para ampliar la casa o para dedicarse a la agricultura. Con el apoyo de Missio Alemania, la Diócesis también ha construido una escuela que admitirá a los niños de los desplazados internos que asisten a la escuela primaria, así como a los pequeños de las aldeas vecinas.

Al comentar sobre el desafío de reasentar a las personas que han sido desplazadas por los ataques yihadistas, Mons. Mamza indicó que “Boko Haram sigue siendo un gran problema en Nigeria y hay muchos lugares que todavía están bajo su control”.