La historia se repite en España. Decíamos ayer que un presentador le reprochaba a una congresista demócrata: "Les niegas a los padres la libertad de elegir centros educativos (...) tú pudiste hacerlo porque tienes recursos" "Eres claramente una hipócrita". Pues bien, ¿qué tendran la concertada y la privada que después de que el Gobierno Sánchez se haya ensañado con la educación concertada especialmente -no olvidemos que la mayoría de centros concertados son religiosos- y con la privada, ahora el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños experimenta un cambio de opinión al estilo del 'jefe' Sánchez? y matricula a su hijo en un centro privado madrileño, el colegio Estudio. Así, el vástago del ministro ha pasado de estudiar en el colegio público Joaquín Costa, a uno de los colegios privados más elitistas de Madrid; el colegio Estudio.

Según El Debate, el hijo de Bolaños estudia en el centro de Valdemarín, del distrito de Moncloa - Aravaca donde la escolaridad anual en los cursos de Primaria es de 6.130 euros para los cursos de 1º y 2º y de 6.610 euros para 3, 4 y 5º de Primaria. En este baremo se encuentra el hijo de Bolaños, mientras que las cuotas para el bachiller ascienden hasta los 8.000 euros.

Como decíamos anteriormente, el Gobierno Sánchez ha intentado asfixiar la concertada y la privada por todos los medios con la nueva Ley LOMLOE de Educación: en esencia, quiere acabar con la enseñanza católica, la escuela concertada y además, pretende desincentivar el mérito, es decir, fomentar la vagancia. Son miles las familias que tienen algo que decir sobre la educación de sus hijos: sobre que exista un derecho real a elegir con igualdad de oportunidades la educación que quieren para sus hijos, sobre que se respete a las familias que quieren centros de educación especial para sus hijos, sobre que no sea el gobierno de turno (fuere el que fuere) el que tomara todas las decisiones sobre la educación. 

Pues bien, los ministros apoyan ese cerco a la educación concerta y privada, para después enviar a sus hijos a los mejores colegios privados o concertados. No es el de Bolaños el único caso: recordemos a la precursora de la norma educativa que lleva su nombre la ley Celaá, doña Isabel quien llevó a sus hijas a un centro católico, concertado y, en ese momento, con educación diferenciada… perdón, ‘segregada’. Y también a su sustituta, doña Pilar Alegría, quien lleva a su hijo... a un colegio privado y de elite. 

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