Pero, vamos a ver, que no se trata de ‘convivir con el virus’. Eso también lo harían los animales y las plantas: ya sé que estamos obligados a convivir con el Covid sí o sí, no queda otra. Pero obrar por obligación no es la actitud propia de un ser racional, por lo tanto, libre.

Un ser libre enfrenta al virus, no le magnifica y es muy consciente de que el virus puede quitarte hasta la vida pero no puede, o no debe, quitarte la alegría de vivir. Porque si el virus te arrebata la alegría entonces sí que te ha vencido. Si por miedo al virus optamos por la mera supervivencia, no por vivir la vida a fondo, entonces ya te ha vencido.

En ese sentido digo que la mejor vacuna contra el virus es la Eucaristía, una auténtica blasfemia contra el pensamiento políticamente correcto, que, con el covid, ha pasado de pensamiento dominante a pensamiento único.

Dicho de otra forma, contra el virus, confianza en Cristo, no sólo porque es lo que debe hacer un hombre de fe sino porque, además, es lo más eficaz para vencer la batalla del espíritu, que es la más relevante de esta guerra contra el Covid.

Vivir con miedo es peor que la muerte: es muerte en vida. Así que sonría, que es la actitud más sensata, más valiente… y más productiva

El coronavirus ha provocado muertes pero, sobre todo, ha provocado pánico, terror global. Y el miedo es peor que la muerte: es muerte en vida. Así que sonría, que es la actitud más sensata, más valiente… y más eficaz.

Por otra parte, recuerden lo de Voltaire, aquel brillante cerebro de segunda división: la medicina es el arte de entretener al paciente mientras la naturaleza le cura. Al final, nos cura nuestro sistema inmunológico, otro regalo del Cielo, no Pfizer ni AstraZeneca.

Insisto: la mejor vacuna contra el virus es la Eucaristía, una auténtica blasfemia contra el pensamiento políticamente correcto, que, con el Covid ha pasado de pensamiento dominante a pensamiento único

Por favor que no te quiten al alegría o, lo que es lo mismo, la gratitud por la vida que se nos ha dado, que no nos arrebaten nuestro bien más preciado.