Veamos: las evidencias científicas (si es evidencia no es científica y si necesita ciencia es que no es evidencia) no existen pero las hipótesis de trabajo, sí. Las hay de dos tipos: razonables e insensatas. Una hipótesis de lo más razonable consiste, al menos para un cristiano, en confiar en Dios. Y por el mismo camino, voy acometer otra blasfemia científica: la causa última -tranquilos, la última- del Covid es el pecado y la mejor vacuna es la Eucaristía. Por ejemplo, el uso animalesco del sexo o de los abortivos de todo tipo está relacionado con diversas patologías. Naturalmente, no tengo ni idea de si es el caso del coronavirus pero se trata de una hipótesis razonable, porque no sería la primera vez que ocurre. ¡Qué pensamiento más escandaloso, casi fascista!

Así que insisto: la mejor vacuna es la Eucaristía, la gran protección del hombre.

En Israel ya van por el tercer pinchazo: acabaremos en vacunación mensual. Mientras, la inmunización natural… ni está ni se la espera

Estamos hablando de elegir entre vida y libertad. Y elijo la libertad porque sin ella la vida no es vida, se convierte en mera supervivencia: de lo más aburrido.

Es el momento de preguntarse, no por cómo luchar contra el Covid sino por la actitud que hay que tomar ante esta nueva anormalidad, llamada quinta ola: pues, por ejemplo, con mucha mayor serenidad. Como dijo aquel anciano (a lo mejor le han retirado del Registro) entrevistado en Extremadura al comienzo de la epidemia: de algo hay que morir. A lo que yo añado: pero no hay que volverse loco. Entre otras cosas porque vivir con miedo ya es, de por sí una desgracia, a veces consecuencia aún peor que el Covid.

A todo esto, ¿cómo vamos? Pues tan alterados como  siempre, con más infecciones de la que desconocemos el motivo (salvo que sigamos pensando en los botellones de Mallorca). El lehendakari pretende encerrar a los vascos y varias comunidades suplican al Gobierno central más medias de fuerza y mascarilla en la calle en pleno verano. Nos gustan las cadenas.

El lehendakari pretende encerrar a los vascos y varias comunidades suplican al Gobierno central más medidas de fuerza y mascarilla en la calle en pleno verano. Nos gustan las cadenas

Mientras, en Israel, que aman mucho su pellejo, ya van por el tercer pinchazo: acabaremos en vacunación mensual. Por cierto, la inmunización natural… ni está ni se la espera. ¡Qué extraño es este virus!