No se pierdan a Úrsula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, en modo estoy vendiendo un detergente. Nos explica Ursulina las virtudes de un 'certificado digital', que "estoy deseando probar". Pero doña Ursula lo dice con cara de buena persona, de mujer que sólo desea ayudar. 

La señora presidenta me recuerda el viejo adagio español: "Si quieres conocer a Fulanillo dale un carguillo". ¡Cómo ha cambiado esta chica! Y también a aquel otro refrán, en este caso británico: "Es una mujer que se desvive por los demás: siempre puedes distinguir a los demás por su expresión de acosados".

Insisto: el Covid ha vuelto totalitarios a los gobiernos. Empezaron con prohibiciones y ahora han descubierto que les encanta prohibir. Y el personal obedece... porque tiene miedo, claro.

Y es que las evidencias científicas escasamente naturales suelen resultar poco científicas y muy antinaturales

Pero lo mejor ha sido la noticia de que la OMS investiga si los casos de hepatitis infantil que se están dando en muchos países tiene algo que ver con el confinamiento y con las mascarillas. Vamos con encerrar a los niños y no dejarles respirar aire puro, para "protegerles" del virus. Y es que las evidencias científicas escasamente naturales suelen resultar poco científicas y muy antinaturales.

Por cierto, la hepatitis es una enfermedad más grave que el Covid. 

Y por cierto también, a quienes en su momento se atrevieron a decir que las mascarillas y el confinamiento podrán tener consecuencias nocivas para la salud les llamaron negacionistas.

Y un último por cierto; naturalmente, todos los confinamientos en el mundo mundial resultaron nocivos menos el español, que salvó muchas vidas. Según Sánchez: 450.000. O así, que dijo un vasco.