No nos cansaremos de decir que los casos de okupación no dejan de sorprendernos, pero sin duda esta historia ha sobrepasado todos los límites. El propietario da la bienvenida a una futura inquilina y le dice que firmarán el contrato en unos días. Cuando se persona con todo el papeleo, la mujer le dice que definitivamente no quiere la vivienda, pero que le deje unos días para buscar otra cosa.

El propietario acepta y cuando vuelve, intenta recuperar la vivienda pero la cerradura está cambiada y la okupa se niega a salir. Cuando intenta entrar la okupa finge una agresión por parte del propietario. 

Según explica el dueño de la casa, la okupa pidió una indemnización por abandonar la vivienda, algo a lo que no accedió, por lo que la okupa puso su negocio en marcha: un prostíbulo. 

El propietario se percató de algunas ausencias de la okupa, que abandonaba la vivienda varios días seguidos, por lo que aprovechando una de esas ausencias, metió a otro okupa para poder recuperar su casa. 

Le han quemado los muebles, se ha encontrado con heces, ropa sucia, cosas rotas y persianas destrozadas, pero la vivienda vuelve a ser del legítimo dueño.