Otra genialidad de Internet. Observen a nuestro hombre negro, perdón afrodescendiente, pero, al parecer, muy sabio. Repasen cada uno de los mensajes, escritos en cartón: no precisan comentario alguno pero me pagan por esto. Resumen: menos igualdad y más justicia, más dar de comer al hambriento y menos reclamación de derechos.

La segunda pancarta es aún mejor que la primera. Toda una una lección de economía merecedora de un Nobel, aunque ese día doña Teresa Ribera no asistió a clase por enfermedad. Atención: no hay que consumir menos, hay que producir más. Cuando hayamos producido para todos los hombres ya nos preocuparemos del dichoso planeta. El primer objetivo de una política económica debe consistir en producir más. El segundo, producir calidad al mejor precio.

El socialismo, en último término, a veces también en primero, consiste en reclamar derechos. La culpa siempre la tiene el otro, nunca uno mismo. Y también consiste en el reparto de la miseria que es la conclusión lógica del progresismo.

No estoy de acuerdo con eso de que los empresarios son los únicos que crean riqueza. Riqueza la crean todos aquellos que producen, pero sí es cierto que la izquierda culpa siempre a los empresarios de todos los males. Eso no es más que envidia, y no sana. En efecto, el comunismo no es otra cosa que envidia cochina de aquel al que le va mejor que a mí, generalmente porque se lo ha trabajado más que yo.

Al portador de las pancartas deberían darle la dirección de una cátedra de Economía. ¿Qué no tiene títulos para ello? Tampoco los tiene la señora esposa de Pedro Sánchez, doña Begoña Gómez… y dirige una cátedra de Economía en una universidad pública. Es decir, en una universidad perteneciente a una administración política en cuya cumbre está su señor esposo… esperemos que por poco tiempo.