Hágase un favor: olvide a los agoreros
Los cálculos grandes, en extensión, en lapsos de tiempo o en profundidad, suelen ser erróneos o, al menos, precisan de mucha mesura y sobre todo, de cierta humildad en las conclusiones. Ocurre con estos 'cálculos grandes’ algo parecido al viejo dicho de los amantes de los datos: "el 90% de las estadísticas son mentira; ésta, también”.
Y la solución no consiste en dejar de investigar cuestiones ‘a largo plazo’, sino en concluir con modestia.
Insisto, los cálculos de grandes dimensiones son como su opuesto, el cálculo infinitesimal, terreno abonado para el error. En ellos influye la intuición casi tanto como la deducción, algo parecido a decir que, en ellos, tan importante es la cabeza como el corazón.
Los grandes cálculos dependen de la cabeza pero también del corazón, tienen tanto de deducción como de intuición
Ahora bien, los cálculos grandes, en el espacio y en el tiempo, son los favoritos del Nuevo Orden Mundial (NOM) para lanzar sus consignas histéricas que están creando una sociedad histerizada. Ya sea a través del virus Covid, a través del deshielo de los polos, o del calentamiento global, las consignas NOM nos emplazan para la muy próxima tragedia.
Además, recuerden que el cerebro humano no puede ni con lo muy grande ni con lo muy pequeño.
En cualquier caso, el cambio climático, el calentamiento global, son consignas histéricas que han forjado una sociedad aturdida, que ha olvidado aquello de que “todo es poco más que algo menos”. Dicho de otro modo, el hombre del siglo XXI ha olvidado la sensatez y, dicho sea de paso, ha olvidado la confianza en la Divina Providencia.
El cerebro humano no puede ni con lo muy grande ni con lo muy pequeño
Este punto no es baladí porque Dios libera al hombre: le pide que confíe en Él para mantener la Tierra en su órbita, perdida entre planetas que giran a velocidad vertiginosa, esto es, incontrolable. El NOM, por contra, siempre te acusa de ser el culpable del cambio climático y de todo lo demás: siempre concluye que, dado que el hombre es culpable, lo justo es que pague su deuda, con una vida maniatada y mortecina. Observen, y es sólo un ejemplo, cómo los ecologistas pretenden devolvernos a la caverna o cómo la ideología de género nos considera a los varones heterosexuales culpables hasta de la muerte de Manolete. En definitiva, Cristo libera, el Nuevo Orden Mundial esclaviza.
Corre por Internet esta imagen curiosa. A lo mejor tiene otra explicación: la permanencia de la Estatua de la Libertad en su mismo “nivel marino” puede tener muchas explicaciones y, a lo mejor, forma parte del 90% de estadísticas falsas, pero no deja de ser un antídoto frente a la neurosis que nos invade. La Estatua de la Libertad sigue donde estaba hace 100 años. No estamos en peligro inminente.
Un poco de alegría no nos vendría mal, aunque sea alegría a la fuerza… que siempre acaba convirtiéndose en la fuerza de la alegría. Hágase un favor: olvide a los agoreros.