Estados Unidos y Europa deberían pensar en firmar un acuerdo de paz y atraer a Putin allá de donde nunca debió salir. Pero me temo que para los líderes occidentales, los Biden, Macron, Scholz, SunaK y compañía, la monstruosidad antropológica de la ideología de género es mucho más útil que la justicia social
Un año después de la invasión de Ucrania por Rusia, una invasión injusta y cruel, Occidente, Washington y Bruselas, celebran cómo van las cosas: les damos armas a los ucranianos y ellos ponen los muertos. Es una guerra que no libra ni Estados Unidos ni Europa, pero ambos la alimentan.
Ante todo, El Nuevo Orden Mundial (NOM) ya tiene un enemigo: se llama Putin. Hacía mucho tiempo que no se vivía una campaña de propaganda tan dura contra una persona en las teles occidentales (en las teles, la prensa la leen cuatro gatos y el lenguaje escrito se presta menos a la manipulación). En España, RTVE ha realizado un despliegue como no se había visto en una década. Con una sola idea: nuestro enemigo es Putin, que no sólo es un tirano cruel sino aquel que recibe los peores insultos... por negarse a abdicar de sus principios.
Ni un sólo líder occidental quiere negociar la paz con Rusia. Todo lo contrario, arman a los ucranianos, que ponen los muertos y alejan a la occidental Rusia del mundo libre
La idea que lo resume todo, de esta gigantesca campaña de propaganda se resume así: defender que la familia es lo que forman un hombre y una mujer es homofobia. Por tanto, Putin es un homófobo y no se puede ser nada peor que eso en esta vida. Que haya invadido Ucrania y provocado muerte y destrucción es algo perdonable: pero, ¿que diga que la familia está compuesta por un hombre y una mujer? ¡Eso es inaceptable. Lo peor!
Al tiempo, ni un sólo líder occidental quiere negociar la paz con Rusia. Todo lo contrario, arman a los ucranianos, que ponen los muertos, insisto, mientras alejan a Putin de Europa para echarle en manos de China.
En Europa, tanto la izquierda como la derecha gritan al unísono lo mismo que Zelensky: hay que vencer a Rusia
Naturalmente, Moscú y Pekín se han acercado y mientras Yayoyou Biden se eleva en sus discursos patrióticos, lo cierto es que la iniciativa de paz -floja, la verdad- la capitanea China, la mayor tiranía del mundo y nada occidental. ¡Toma ya!
En Europa, tanto la izquierda como la derecha gritan al unísono lo mismo que Zelensky en Kiev: hay que vencer a Rusia. Javier Rupérez, -recuerden, del PP, no del PSOE- exhalaba en la mañana del aniversario, en la televisión pública española, el siguiente mensaje: "Para mí, Putin es igual que Hitler". Con ello, le hacía un doble favor al progresismo NOM:
1.Afianzar desde la derecha española la idea de que contra Putin vale todo y...
2.Convertir a Putin en un fascista, cuando lo cierto es que don Vladimir fue el jefe de la KGB durante la Rusia soviética. ¿No es genial?
Para mí, Putin es igual que Hitler, dijo el ilustre diplomático del PP, Javier Rupérez
Estados Unidos y Europa deberían pensar en firmar un acuerdo de paz y atraer a Putin allá de donde nunca debió salir. Pero me temo que para los líderes occidentales, los Biden, Macron, Shcolz, Sánchez y compañía, la monstruosidad antropológica de la ideología de género es mucho más útil que la justicia social, al menos se trata de tener una sociedad degenerada y, por lo tanto, sumisa al poder.