Abogados Cristianos ha remitido un escrito al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León -presidida por el pepero Alfonso Mañueco- afirmando que “no se entiende que, una procesión -manifestación pública de fe- no pueda llevarse a cabo mientras que cualquier otro tipo de manifestaciones, las cuales implican incluso más concentración y reunión de personas en lugares de tránsito público, se estén celebrando desde hace ya un tiempo”.

La presidenta de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos asegura que “un día como hoy, a cientos de cristianos se nos ha prohibido celebrar procesiones en honor a los patronos de nuestras localidades, mientras se han permitido otros eventos multitudinarios, como manifestaciones organizadas por sindicatos. Esto supone una clara discriminación de los católicos”.

Recuerda que no es la primera vez que Mañueco e Igea arremeten contra los cristianos con la excusa del virus. Ya el Tribunal Supremo, bajo petición de Abogados Cristianos, tuvo que suspender la limitación de aforo en templos impuesta por la Junta; a eso habría que añadir el desalojo de iglesias durante la pandemia o la sanción al sacerdote de San Benito en Valladolid”.

En el recurso contencioso, Abogados Cristianos, defiende además que “la Junta de Castilla y León se ha extralimitado en sus funciones ya que, toda intromisión en un derecho fundamental -en el presente caso, la libertad religiosa- necesita desarrollarse por ley orgánica y, las limitaciones al mismo no podrán afectar en ningún caso al ejercicio privado e individual de la libertad religiosa de las hermandades y cofradías”.

Mientras en Andalucía, otra comunidad presididida por el PP, su presidente, el muy progre Juanma Moreno, ha expresado en una entrevista en Canal Sur Radio su «deseo personal» para que el culto público en Andalucía se reactive tan pronto como sea posible.

«Mi deseo personal es que se pueda hacer realidad. Me encantaría que en el mes de octubre, tanto en Málaga como en Sevilla se pudieran hacer estas procesiones que llevamos deseando tanto tiempo. Esto dependerá de la evolución de la pandemia y de la autoridad eclesiástica, pues son ellos los que tienen la última palabra en este asunto. Yo tengo mucha ilusión y no hay nada más que me gustaría porque sería una expresión clara de normalización».