
Lo cuenta una página -Economist&Jurist- de primera división, que recomiendo, una vez más, y con muchas ganas. Nos habla de una abogada que ha conseguido que la justicia le reconozca su derecho a teletrabajar de continuo, los cinco días de la semana. No dudo que el caso tenga, como todos los casos, sus peculiaridades, me quedo con el principio del fallo: me parece peligrosísimo.
El otro día me invitaron a la sede principal de una importante empresa española. No era viernes y estaban todos los despachos vacíos. En verdad, el teletrabajo se ha impuesto. Ahora bien, la productividad española continúa baja y sin muchas ganas de recuperarse. Y me temo que el imperio del teletrabajo no va a mejorar el cociente.
Para entendernos, el teletrabajo es sólo para gente muy laboriosa. ¿Para cuidar a los niños en tiempos de caída en picado de una natalidad, es decir, teletrabajo sólo para mujeres jóvenes? Si cuidas a los niños al tiempo que teletrabajas, les cuidarás mal y trabajarás mal.
No, el teletrabajo sólo como excepción y para gente laboriosa. De otra forma, se convierte en el rincón del vago. Y todo esto sucede cuando el absentismo laboral continúa al alza en España.