"Subir salarios, bajar pecios, repartir beneficios". Ya hemos hablado de lo que implica el lema sindical para el 1 de mayo de 2023: trabajar menos, ganar más y protestar continuamente contra el empresario, en orden a las palabras del secretario general del sindicato del PSOE, de la UGT, José Luis Álvarez, al que, a diferencia de lo que ocurre con Unai Sordo, mucho más ladino, se le entiende todo: que "la CEOE sienta el aliento en el cogote" con estas manifestaciones. O sea, acongojar al empresario. 

La manifestación de Madrid, la más importante de España, exhaló, en la mañana del sábado ese aroma matonil, como en los viejos tiempos, con Álvarez amenazando como un macarra cualquiera: cuidado, patronos, que "estas movilizaciones se sabe cuándo empiezan pero no cuándo ni cómo acaban".  Cuidado, si cambia el Gobierno, nos lanzamos a la calle. ¿A qué no lo conseguís?

Hay que subir los salarios, sí pero también reducir el subsidio por desempleo y eliminar el ingreso mínimo vital para cambiarlo por el salario maternal... y retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años

Lo peor de todo este matonismo sindical es que se enraiza en un argumentario falso porque toda la verborrea de este día de San José Obrero, perdón, jornada internacional del Trabajo, no puede ocultar que la generación activa de ahora mismo cobra menos que las anteriores... y mientras el Gobierno español afirma que obtiene cifras 'históricas' de empleo, con Sánchez ya tenemos más paro que Portugal y Grecia -nuestros consuelos histéricos-

Como tampoco oculta que el español medio, qué digo, el europeo medio, empieza a trabajar pensando en la jubilación. Es como si se hubiera rehecho lo que se llamaba la maldición bíblica del trabajo... que no era tal, porque el castigo a nuestros primeros padres, Adán y Eva, no fue en trabajo sino el cansancio que provoca el trabajo.

La alianza entre CCOO y UGT y el Sanchismo, con dos sindicatos financiados por el poder, pervierte la elecciones

Pero creo que lo más relevante de este 1 de mayo de 2023, en esta día de San José Obrero, es que nos hemos instalado en un  sofisma sindical: hay que subir los salarios, que es cierto, pero subiendo al mismo tiempo los impuestos que gravan el trabajo sobre toda las cotizaciones sociales. Es decir, que en España sigue siendo más fácil divorciarse que despedir, es más sencillo prescindir de la esposa que de un trabajador. El matrimonio exige menos que un contrato laboral que, como asegura Yolanda Díaz, reina de la demagogia ya no es de empleo precario. En efecto, es de empleo inexistente.

Pero eso es lo malo: la receta para conseguir el pleno empleo no es la reforma laboral sino una mesa con tres patas: despido libre, impuestos bajos, salarios dignos. Sí, en España hay que subir el salario... ¡pero el salario líquido, el de verdad! Y el empresario no es ese malvado que disfruta echando gente a la calle sino el señor, mejor o peor, que contrata cuando necesita trabajadores y despide cuando no los necesita.

Hay que subir los salarios, sí, pero también reducir el subsidio por desempleo y eliminar el ingreso mínimo vital para cambiarlo por el salario maternal... y retrasar la edad de jubilación hasta los 70 años.

"No vamos a tolerar que los salarios paguen la crisis de precios". Un sofisma: claro que en España tienen que subir los salarios bajos pero, al mismo tiempo, tienen que bajar los impuestos laborales, si se quiere alcanzar el pleno empleo

Volvamos al 1 de mayo: la alianza entre CCOO y UGT y el Sanchismo, con dos sindicatos financiados por el poder, pervierte las elecciones. Ellos lo saben y Sánchez también pero lo único que les importa a ambos es mantener el asunto lo el mayor tiempo posible. Mismamente, hasta ls próxima elecciones. 

"No vamos a tolerar que los salarios paguen la crisis de precios". Un sofisma: claro que en España tienen que subir los salarios bajos pero, al mismo tiempo, tienen que bajar los impuestos laborales, si se quiere alcanzar el pleno empleo.

Por cierto, otra asignatura pendiente de España es acabar con la tiranía de CCOO y UGT el duopolio sindical, y dar paso a otros sindicatos, que no sean de origen marxista, que no sean sindicaos de clase. Porque todos sabemos que UGT y CCOO, los mismos que acaparan todas las portadas, ya habrían desaparecido, o habrían sido reducidos a la marginalidad, si no fuera por las subvenciones públicas que Pedro Sánchez les concede con prodigalidad... procedentes de nuestros impuestos.

La asignatura pendiente de España es acabar con la tiranía de CCOO y UGT y dar paso a otros sindicatos, que no sean de origen marxista

Pocos son los jóvenes que hoy se afilian a un sindicato. Encima, CCOO y UGT son sindicatos de clase, de esos que ya no existen, de aquellos proletarios de las grandes empresa -hoy profesionales-, generalmente públicas -hoy concesiones administrativas de titularidad privada. 

En resumen, el sofisma sindical consiste en que se supone en que representan a la clase trabajadora cuando lo único que pretenden es mantener un esquema burocrático, una empresa pública financiada con dinero publico.

Sofisma sindical... que sólo se mantiene en pie gracias al matonismo que les permite el apoyo del Gobierno.