Recordarán nuestros lectores que el proyecto despenalizador del aborto durante las primeras doce semanas en Uruguay había quedado pospuesto al 4 de mayo tras una encendida discusión en el Senado. Pues bien, tal y como estaba previsto, el martes 4, la Cámara Alta debatió la Ley de Defensa de la Salud Reproductiva, quedando rechazado por 17 votos frente a 13 a favor. Votaron a favor de la vida los blancos, colorados –excepto el forista Julio Herrera- y el senador freteamplista Eleuterio Fernández Huidobro. El senador quincista Alejandro Atchugarry refirió no participar en la votación.

 

Desde la Asociación Vivir en Familia se había lanzado una campaña informativa para concienciar a la opinión pública uruguaya de la realidad del proyecto legal: aborto libre hasta las doce semanas a exclusiva voluntad de la mujer y consideración del aborto como un acto médico, con las limitaciones a la objeción de conciencia del personal sanitario que hizo suyo el juramento hipocrático.

 

El rechazo a la propuesta despenalizadora del aborto encaja con la tradición uruguaya de respeto a la vida y al ordenamiento jurídico del país. Además, recientemente varios senadores uruguayos elaboraron un proyecto de ley prohibiendo la clonación humana, en cuyo preámbulo decía lo siguiente: "El Uruguay tiene una Constitución claramente afiliada a la filosofía jusnaturalista, según surge de los artículos 7, 72 y 332, que reconoce los derechos humanos, como el derecho a la vida, el derecho a la libertad, el derecho al honor, que son derechos anteriores a la Constitución y que la misma no hace otra cosa que reconocerlos y protegerlos. Si complementamos las normas contenidas en la Constitución de la República, con las Declaraciones Universales y Regionales de Derechos Humanos a la que está adherida la República, así como los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, podemos concluir sin violencia alguna que en nuestro derecho la clonación de los seres humanos es inconstitucional e ilegítima".