Sr. Director:
Cada vez más jóvenes rinden culto al rock a pesar de que los estudiosos revelen sus secuelas psicológicas, sociológicas y morales.

 

Entre ellas la incitación al homicidio/suicidio, frustración, violencia, drogadicción, pérdida o trastornos del control/concentración/memoria/funciones cerebrales/coordinación neuromuscular, depresión, neurosis/psicosis, autocastigo/mutilación, rebelión contra Dios y la consagración a satanás, sadismo, incesto o la influencia diabólica. Los mismos músicos manifiestan sus intenciones.

Si The Rolling Stones publicaron Their Satanic Majestic Request o Sympathy for the devil (Simpatía por el diablo), con proyectos cinematográficos fallidos como Lucifer rising o Invocation of my demon brother, John Lennon, que había afirmado que los Beatles eran más populares que Jesús, acompañó a John Bonham (Led Zeppelín); Brian Jones (Rolling S.); Bon Scott (AC-DC); Randy Rhoads (Ozzy Osbourne), o Jimi Hendrix, en su destino, muertos todos en extrañas o crueles circunstancias, fruto de su pacto con el diablo Los australianos AC-DC arrasaron con Highway to Hell (Autopista al Infierno) o Hell aint a bad place to be (El infierno no es un mal sitio para vivir) o Sin City (Ciudad del pecado), Iron Maiden lanzó The Number of the Beast (666), con textos de la Biblia Satánica.

De Venom fue In league with Satan (Aliados de Satán), Welcome to hell (Bienvenido al infierno). Otros ejemplos fueron Burn in Hell (Arder en el infierno), de Twisted Sister, o Hell awaits, de Slayer. WASP (We Are Sexual Perverts), incitaba al desenfreno sexual mientras que Ronnie James Dio y Ozzy Osbourne llenaban sus portadas con imágenes de Satanás.

También a KISS, se le identificó como Kids in Satan´s Service. No cabe duda de que nuestros hijos son el objetivo de los nuevos revolucionarios sustentadores de cuya siembra de mensajes negativos y destructores que los padres deberían prohibirles tajantemente.

María Ferraz