Me encanta lo del empresario italiano (Zenit.org) que decidió un buen día vivir con el salario de sus empleados y llegó al día 20. Lo cuenta monseñor Alejandro Goic Karmelic, obispo de Rancagua, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, que habla de salarios dignos pero ha decidido calificarlos de otra forma: salarios para vivir "saciados, felices y sonriendo". Me conformaría con lo segundo. Viene todo esto muy a punto, porque ya saben que nuestro lema es "divertir instruyendo", con la paralizada negociación por la elevación del salario mínimo interprofesional (SMI), que el Gobierno Zapatero pretende elevar de 600 a 800 euros brutos mensuales durante la próxima legislatura, es decir, en 2012. De esta forma, ZP persevera en la mejor medida política que ha promulgado desde su llegada al poder, en 2004. Pero tendrá que aprobarlo a codazos, dado que la patronal CEOE se niega a aprobarlo y el propio vicepresidente de Economía, Pedro Solbes, augura tremendas tragedias con tamaño subidón (que, dicho sea de paso, no es para tanto: hablamos de cuatro años). Gracias a la subida del SMI, los bajos salarios españoles no han sufrido el azote de los inmigrantes. Porque, en efecto, la llegada de inmigrantes ha sido muy positiva para España y para la economía española en todo… salvo en una cosa: en que han reducido los salarios, dado que el que llega huyendo de la miseria está dispuesto a trabajar por menos dinero que el nativo, y esto vale tanto para la economía oficial como para la sumergida, que también tiene su propia escala salarial.

Y es que, no nos engañemos. El punto clave de eso que llamamos -cada vez menos, porque apenas se habla de ello- justicia social es el salario justo. Todo lo demás, pájaros y flores. La seguridad e higiene en el trabajo, la fiscalidad laboral, el trabajo infantil, la formación profesional, la igualdad entre sexos, seguridad y flexibilidad… todo muy interesante, pero todo se subsume en un salario digno.

Sería muy divertido que el vicepresidente Pedro Solbes, el presidente del PP, Mariano Rajoy o el presidente de la CEO, Gerardo Díaz Ferrán, hicieran la misma prueba que el empresario Enzo Rossi: vivir un mes con el salario mínimo. Probablemente no llegarían al día 2 -no vale contar las prebendas, el ‘gratis total,' al que están acostumbrados los políticos o los presidentes de todo tipo de instituciones-.

El Partido Popular debería reaccionar cuanto antes en favor de un salario digno y apoyar las medidas de ZP sobre el SMI. E incluso podría adelantarse a los socialistas si hace suya una reivindicación que, por distintas vías y con distintos nombres, comienza a aparecer en el horizonte: el salario maternal.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com