Sr. Ministro de Justicia:

Tras saber de sus declaraciones en las que admite el aumento considerable de las denuncias falsas y su criterio de que es un coste soportable, quiero expresarle mi más enérgica protesta.

Es posible que a usted le parezca soportable dado que no ha tenido que pasar por este trance si bien me consta que conoce de primera mano algunas experiencias de hombres que han sufrido las consecuencias de una denuncia falsa.

Las perjuicios de todo tipo que la denuncia falsa me ha acarreado son fáciles de narrar pero difíciles de entender si no se han vivido en propia carne.

Pérdida de honor. Salir esposado de tu propia casa ante la mirada de tus hijos y vecinos no es la mejor manera de ser considerado un ciudadano respetable. Ni el pasar a engrosar los listados de maltratadores.

Pérdida de salud. Tanto física como psíquica. La presión a la que me he visto sometido viendo como las mentiras de quien te acusa son dadas por verdades, aún habiendo documentos más que suficientes para demostrar su falsedad, no son la mejor cura para la salud de nadie.

Pérdida de los hijos. Entre las medidas cautelares que se me han impuesto de forma injustificada, el alejamiento de mis hijos es el que más trastorno y dolor me produce.

Maltrato de mis hijos. La separación forzada e injustificada de su padre ha conllevado serios trastornos en mis hijos, entre los que se cuenta el descenso acusado en su rendimiento escolar que repercuten no sólo en su vida actual sino en la futura. Además se les ha dejado bajo la guarda y custodia de la persona que ha provocado la situación y que les está ocasionando graves consecuencias.

Síndrome de Alienación Parental. La madre de mis hijos se dedica a lavarles el cerebro en contra mía de forma que ni siquiera quieren hablar conmigo. Y ello gracias a que no puedo contarles mi versión de los hechos ni enseñarles los documentos que la avalan porque no puedo siquiera acercarme a ellos desde las medidas cautelares hasta el día de hoy.

Gastos económicos. En éstos no sólo se incluye el verme obligado a contratar los servicios de abogado y procurador sino, por ejemplo, la búsqueda de nueva vivienda bien en alquiler bien en compra y el dotarla de mobiliario y ajuar. Algo que en nuestros días no resulta precisamente barato.

Prisión. No hace falta explicar las consecuencias de pasar una temporada en prisión. Más aún cuando eres inocente de los cargos que se te imputan. Basta con pasar unas horas o unos días en el calabozo de la comisaría para conocer lo que es perder la dignidad.

Pérdida de empleo. No hizo falta entrar en prisión. Bastó la sombra de la sospecha para que fuese despedido de mi empresa. Quienes trabajan por cuenta propia pierden sus clientes aunque sólo sea por no poder atenderles mientras estás detenido.

Asociación Projusticia

javimadrid17@hotmail.com