La presencia del ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, en los desayunos que organiza la agencia de noticias Europa Press (mañana del jueves 24) levantaron regocijo en todo Madrid. Al menos, las más de cinco delegaciones diplomáticas presentes en la Sala, la legión de periodistas y las mesnadas de políticos y empresarios presentes en un céntrico hotel madrileño salieron muy reconfortados. Venidos de la crispación que asola España, un divertimento de este calibre, a cargo del responsable de la cancillería española, no puede por menos que levantar el ánimo de la parroquia. Más que un acto público, aquello fue una terapia colectiva.

La cosa empezó con la auto-reivindicación de Moratinos. Su presentador desgranó sus dotes, y nos recordó que dominaba a la perfección el francés, el inglés, amén de recordarnos sus altos conocimientos de ruso, árabe y serbocroata. Esto último despertó un radiante reconocimiento entre los presentes.

Y el asunto fue a más cuando, tras una biografía tan loable, el aludido, o sea Moratinos, tomó el micrófono y advirtió que, tras leer tan cargada biografía, no se podrá decir que el ministro de Exteriores es un indocumentado. Y así fue, no se podrá decir, si acaso, pensar.

La cosa prometía, y, al final, debo confesar que el público no se sintió defraudado. Sobre todo cuando Moratinos calificó de disparatez, la acusación del Partido Popular de que el Gobierno ha hecho concesiones en las perspectivas financieras el nuevo eufemismo europeo para designar el aporte y el reparto del dinero entre los países miembros- a cambio de que Bruselas cediera en la trifulca de competencias por la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Por supuesto, la acusación del PP seguía en pie mientras el Gobierno no aclare por qué el viaje del presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso se hizo en silencio, de noche y en un Mistere fletado pro el Gobierno español. No se oculta quien nada tiene que esconder.

Un gran inicio presagia un gran final, que no fue contemplado por el empresario Rafael del Pino, quien tras escuchar de Moratinos que las relaciones con Estados Unidos van viento en popa y que cuando le vendan armas al venezolano Chávez no tienes que fijarte en las personas sino en las empresas: Es una cuestión entre empresas, dijo, mientras citaba a EADS, el consorcio europeo de Defensa que es un consorcio computo por empresas estatales.

Una cuestión de empresas, igualito que el narcotráfico, por ejemplo, o que las redes de prostitución, o que el bazar de las armas o que los traficantes de inmigrantes o el blanqueo de dinero y los paraísos fiscales: no son cuestiones ideológicas o políticas: son cuestiones de empresas.

Y esa actitud es muy lógica en quien, como Moratinos, considera que la política exterior no debe dejarse llevar por las ideologías, eso nunca jamás, sino por justos valores. Al mismo tiempo, recordó que Chávez ha sido elegido democráticamente y que afronta unas elecciones asimismo democráticas. Y claro, como él no es ideológico, no reparó en pequeña futesas como la incautación de la propiedad privada, el control de los medios informativos, la financiación de grupos radicales y guerrilleros, la confraternización con grupos terroristas y con las mafias del narcotráfico colombianas o la exportación del bolivarianismo y la utilización del petróleo como arma política. Todo eso es ideología. Según Moratinos, lo que importa es que EADS-CASA puede cumplir con los pedidos de Hugo Chávez que, como recuerda Carlos Herrera, utilizará las patrulleras para pasear viejecitos por el Caribe sur.

Moratinos, en su línea, recordó que la imagen de España en el exterior es extraordinaria. Cierto que la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice no quiere ni hacer escala en España y que el presidente norteamericano no habla con nosotros. Es igual argumenta, es un decir, Moratinos, hay un Latinobarómetro donde al parecer se concluye que la imagen de España en Iberoamérica es fantástica, y hay que distinguir entre la percepción mediática y la realidad. O sea, hay que distinguir entre los medios informativos que le ponen como no digan dueñas y la realidad, que es la del latinobarómetro, donde se puede ver que la proyección exterior de España es la repera. Lo que pasa es que George Bush es un envidioso y no quiere reconocerlo.

Aún más. uno, que modestamente viaja mucho puede aportar más. Por ejemplo, el responsable de la diplomacia española anuncia lo bien que ha caído la idea de la Alianza de Civilizaciones en el mundo árabe. La imagen de España en el mundo islámico es genial. Los islámicos nos quieren, quizás por el pequeño detalle de que nos hemos rendido a sus presiones, y a los mafiosos siempre les gustan los que le juran fidelidad. Por de pronto, nos hemos conformado con 192 asesinatos.

Y así, mientras Moratinos disertaba sobre el Sahara y Marruecos, nos enterábamos de que Marruecos continuaba considerando a Ceuta y Melilla plazas ocupadas, el mismo Gobierno de Rabat que Zapatero calificó de democrático en su quincuagésimo aniversario. Es más, Moratinos, como si se hubiera olvidado de su país, actúa como ministro de Marruecos. Llegó a justificar el impresentable plan del impresentable monarca Mohamed VI para el Sahara (autonomía dependiente de Marruecos) como calcado del Plan Baker, que también contempla una autonomía del antiguo Sahara español respecto a Rabat. Sólo hay una diferencia: El Plan Baker contempla la autonomía como interina, mientras se celebra el referéndum de autodeterminación, mientras Mohamed VI lo planeta como autonomía permanente para siempre jamás.

Un gran ministro, sin duda. Lo dice la disparatez del latinobrómetro en serbocroata. Y todavía dicen que España no es divertida.

Eulogio López