Sr. Director:
Que se dejen de joder con los Kirchner, y si le queda quórum en la república que haga valer el ejercicio de la justicia.

 

No importa a quien representan "nuestras" autoridades nacionales, pero echar mano a las reservas del BCRA, es jugar con la vida de los ciudadanos, para beneficio de unos pocos, y perjuicio de todo el pueblo de la Nación, que queda expuesto en la locura de la inflación.

Pagar la deuda externa es una obligación moral, pero no sobre la ignorancia del pueblo de la Nación, deberán pagar aquellos que la generaron y engordaron sus arcas personales. La soberanía, la dignidad y la justicia nacional no se hipotecan, los bienes mal habidos por algunos advenedizos deberán afrontar tal incuria.

El "presidente de facto" N. Kirchner, poco cuerdo a la hora de la toma de decisiones, se vale del último recurso, o el último lujo que le cabría a un mandatario de tal rango, como la amenaza, si no tienen el quórum que necesitarían en el Congreso de la Nación, sacaría sus huestes a la calle. Muy clara su opinión, que coincide de lleno con su intelección, que dicho sea de paso no le da para tamaña función, como la de dirigir el destino de grandeza de la Nación Argentina.

Es más, es hora de que abandone la tecnología del conflicto social, que no tiene fundamentos éticos, intelectuales ni prácticos. Si su maleabilidad le permite tanto, que se vaya, si la justicia se lo permite, a otros países donde viven lo que el pretende para los argentinos. Además ya ha asegurado hasta sus chosnos con lo engordado en su gestión de Gobierno.

Si la democracia es diatriba, felonía, engaño y corrupción, bueno me callo porque hemos logrado conseguirla mediante la voluntad general y el sufragio universal, lo que tanto se predica.

Ahora si la democracia depara alguna esperanza, a pesar de volver a presentar los mismos actores de la ruindad de la Patria, poquísimas por no decir ninguna me quedan en honor a la experiencia adquirida en un cuarto de siglo.

Está visto que para echar mano al bolsillo de los argentinos, sólo basta un decreto de necesidad de urgencia.

Miguel Seipel