Su nombre en inglés es Pan-European Personal Pension Product (PEPP) y el Parlamento Europeo acaba de dar su visto bueno a la normativa que creará una etiqueta específica ‘europea’ de planes de pensiones privados, que tendrán unas características básicas comunes, serán transferibles entre Estados miembros y podrán ser comercializados por entidades financieras, aseguradoras, fondos y gestores de inversión.

Y es que, crear un mercado común de planes de pensiones, favorecer su contratación además de tapar el agujero del sistema abierto en Europa por el descenso de la población activa y el aumento de jubilados y ayudar a los consumidores a complementar sus ahorros para la jubilación, son los fines que la Comisión Europea se ha marcado al aprobar un proyecto de reglamento para la creación de los PEPP. Unos planes que previsiblemente comenzarán a comercializarse entre 2020 y 2021. 

Los planes de pensiones paneuropeos tendrán las mismas características en todos los países miembros de la Unión Europea en términos de transparencia, reglas de inversión, traspasos y portabilidad.

Los expertos aseguran que son especialmente interesantes para todos los ciudadanos pero sobre todo para los que viven en países donde los planes de pensiones no están muy desarrollados y para aquellos que ejercen su profesión en varios Estados miembros. No lo son tanto para las personas con una trayectoria profesional lineal que han trabajado siempre en la misma empresa y de un país determinado.

Y aunque, de momento a los PEPP les falta mucho para llegar a ser una herramienta de ahorro consolidada, lo que parecen tener claro los que se mueven dentro de este sector es que mejorarán en el futuro y serán un producto atractivo. Es decir, que la iniciativa se considera positiva a pesar de que hay aspectos importantes que abordar como los fiscales y operativos

Los PEPP compartirán las mismas características básicas en toda la UE y podrán ser ofertados por una amplia gama de proveedores, tales como compañías de seguros, bancos, fondos de pensiones de empleo, empresas de inversión y gestores de activos. Complementarán las actuales pensiones de jubilación, que son individuales y proceden del Estado, pero no sustituirán los sistemas nacionales de pensiones, ni los armonizarán”, asegura en su web la Comisión Europea que recomienda a los Estados miembros que otorguen “el mismo trato fiscal a este producto que a los productos nacionales similares ya existentes, para así garantizar que se da a los PEPP un buen impulso inicial”.

La iniciativa se considera positiva a pesar de que hay aspectos importantes que abordar ,como los fiscales y operativos. 

La UE calcula que el mercado potencial de los PEPP para 2030 supondrá captar 2,1 billones de euros en activos, siempre descontando que los PEPP reciban un tratamiento fiscal favorable en todos los países. Pero vamos a lo que interesa y por puntos:

Perfil más adecuado para este producto

La Comisión asegura que el PEPP será un producto de ahorro adecuado para todo tipo de perfiles, desde personas con empleo, desempleados o estudiantes. Bruselas añade que el nuevo plan "podría ser especialmente atractivo para los ciudadanos que se trasladan de un país a otro o para los autónomos que no estén cubiertos por un plan de pensiones estatal o de una empresa".

Las ventajas

La etiqueta PEPP exigirá al proveedor cumplir ciertas condiciones. En primer lugar, la garantía del capital. Y en segundo lugar, ofrecer al cliente cinco opciones de inversión basadas todas ellas en una cartera de bajo riesgo. El cliente podrá cambiar de opción de inversión una vez cada cinco abonando una comisión que no podrá superar el 1,5% del balance del plan.

Traspaso de un país a otro

Los proveedores del PEPP deberán garantizar que se puede seguir aportando al plan cuando el titular se traslada a otro país. En los tres primeros años tras la entrada en vigor del Reglamento, el proveedor deberá informar al cliente a qué países puede trasladarse con el plan. A partir de los tres años, el traslado deberá ser posible a cualquier país de la Unión Europea.

Para sus detractores, los PEPP son la evidencia de que la CE renuncia a exigir a los Estados miembros la garantía de pensiones públicas suficientes 

Cambio de entidad

El cliente podrá cambiar de proveedor una vez cada cinco años con unos costes limitados de antemano. La única condición es que el cambio sea para seguir con el PEPP en otra entidad y no para trasladar los ahorros a otro tipo de producto.

Supervisión del producto

La autorización y concesión de la etiqueta PEPP dependerá de la EIOPA, European Insurance and Occupational Pensions Authority (Autoridad Europea de Seguros y Pensiones) que podrá retirarla si comprueba que el proveedor deja de cumplir todos los requisitos. Las autoridades nacionales vigilarán a los proveedores presentes en cada país.

Pero los PEPP tienen también sus detractores porque en la votación del Parlamento Europeo del pasado jueves, los eurodiputados socialistas se abstuvieron alegando, según recoge su página web, que “a pesar de los importantes logros alcanzados por nuestro Grupo en relación con la protección del consumidor, no podemos estar de acuerdo con el paquete elaborado por una mayoría liberal y conservadora. Nos preocupa el papel secundario de la Autoridad Europea de Seguros y Planes de Jubilación, que el Consejo ha reducido durante las negociaciones. Las principales tareas de autorización de esta nueva herramienta paneuropea seguirán en manos de las autoridades nacionales. No puede considerarse un auténtico producto europeo como propuso la Comisión Europea y que los Socialistas y Demócratas estaban dispuestos a reforzar”.  

Otros se muestran en contra porque la apuesta por los PETT evidencia que la Comisión Europea renuncia a exigir a los Estados miembros la garantía de pensiones públicas suficientes a lo que añaden los más beligerantes que el verdadero objetivo de los planes de pensiones paneuropeos no es favorecer la protección social, sino favorecer a los mercados financieros que se encargarán de gestionar buena parte del ahorro de los hogares europeos.