Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (25/03/2019)

En Antena 3, Javier Ortega Smith, secretario general de Vox, ha dicho: “Trapero estuvo sentado como testigo gracias a que Vox le llamó a declarar”. “Cada día que pasa, los acusados tienen más cerca una sentencia condenatoria”.

También se ha referido a la polémica en torno a la propuesta de Vox de utilizar las armas en domicilio para la autodefensa: "Nosotros lo que no queremos es que haya un solo español cuya legítima defensa esté pisoteada por las garantías a los delincuentes y no por las garantías a los españoles. Lo que decimos es que cualquier español que ya tenga concedida licencia de arma", "aquellos que con la legislación actual tengan derecho a tener un arma. -licencia de armas de caza, de tiro olímpico, lo que ya existe-  si hacen uso legítimo de esas armas ante una gravísima agresión en su casa pueda defenderse y no se vean al día siguiente, si han abatido a un criminal, o a un violador, se vean sentado en el banquillo acusados de 20 años de pena. Eso es lo que estamos diciendo".

En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “Es natural que Ábalos prefiera que sea Ciudadanos quien haga presidente a Sánchez porque la última vez le hicieron presidente Puigdemont y Junqueras y ya se ha visto cómo terminó la cosa. Pero el ministro no habla de gobernar con Ciudadanos, ni siquiera de negociar con Rivera la investidura. Dice que sería bienvenido su apoyo. El PSOE aspira a lo que mismo que todos: gobernar en solitario y tener socios estables que le permitan ganar las votaciones parlamentarias. Pero ha sido decir esto y Echenique ha puesto el grito en el cielo: ay mi madre, que éste prefiere a Rivera antes que a nosotros. Y aún se ha revuelto más Gabriel Rufián, que reclama para Esquerra la condición de dique frente a un gobierno socialista anarajado. En realidad Esquerra concurre a estas elecciones abrazada a Arnaldo Otegi, el pacto electoral con Bildu que hoy se oficializa. De manera que el futuro grupo parlamentario de Esquerra será el grupo de Esquerra-Bildu. Si el PSOE quiere negociar algo con Junqueras, en prisión o fuera de ella, lo estará haciendo también con Otegi. Demasiado sapo para que se lo trague, por ejemplo, el señor Ábalos”. 

En Onda Cero, Rubén Amón se preguntaba: “¿No os parece que el regreso mesiánico de Iglesias incurre en la misma razón por la que Podemos se ha hundido? El cesarismo, el hiperliderazgo, la paradoja de un movimiento asambleario sometido a un líder autoritario. ¿Y no fueron un poco embarazosas su hambre de micrófono, sus actitudes y recursos de telepredicador? Le faltó decir: cuando cuente tres, os despertaréis. Pablo Iglesias es el sustituto de Pablo Iglesias, ¿pero no podía haber sustituido también a sus fantasmas? ¿Y no es muy pintoresco que después de meterse con Mediaset y A3Media se fuera al plató de la Sexta? Iglesias no se ha dado cuenta de que se ha carbonizado él solito. Lo que sí tuvo la entrevista fue un pasaje emocionante. No tenía pensado votar a Iglesias, ¿pero sabéis que ahora tengo mis dudas? ¿Y no es conmovedor que el timonel del sorpasso mendigara a Pedro Sánchez un puesto en su próximo gobierno?”.

En la SER, Montserrat Domínguez opinaba: “Pablo Iglesias volvió a primera línea de la política este sábado, y no pocos medios titularon de su mitin que había hecho autocrítica, al reconocer que los problemas internos de Podemos, y cómo los han gestionado, producen vergüenza ajena.

La autocrítica es necesaria cuando en cuatro años, la fuerza política más innovadora de la izquierda tiene a sus simpatizantes desmotivados, y a buena parte de su capital humano fuera de la formación que levantaron a pulso, ya sea por voluntad propia o porque les han apartado, y a otros compitiendo con otras marcas electorales.

Pero si la autocrítica es admitir qué errores ha cometido uno cuando algo sale mal, francamente, yo no vi ni rastro de ella en la entrevista que Iglesias concedió luego a la Sexta Noche. Su fracaso, dijo, fue tratar de integrar a quienes no pensaban como él; su mayor error, dijo, fue no haber visto venir la espantada de Manuela Carmena e Iñigo Errejón. No escuché ni una reflexión sobre por qué el proyecto de Podemos pierde fuelle, y no sólo en Madrid, aunque quizá eso es mucho pedir en plena precampaña electoral.

Lo que sí dejó claro Iglesias en su reaparición es que quiere resucitar un supuesto enemigo: los medios de comunicación. Es un driblaje perfecto para desviar la atención sobre qué le está pasando a la formación morada. La culpa, al final, siempre es del mensajero”.

En la SER, José María Izquierdo afirmaba: “Se acerca el día de ir a las urnas, y los sondeos echan humo. Demasiada bruma y un solo dato que parece ser coincidente entre las distintas encuestas. Ningún bloque, de creer estos datos, obtendría una mayoría clara y volveríamos a una situación difícil de romper, como la que ya vivimos en los últimos tiempos de Mariano Rajoy. Bien es verdad que ahora sería imposible encontrar a alguien tan incapaz de mover un dedo como lo fue el registrador de la propiedad, a la espera de que alguien le resolviera, como así pasó, lo que él no supo solucionar. Pero al tiempo que se oscurece el panorama, se abren paso los gurús de la derecha, que para eso cobran de fundaciones y demás amos del universo, ofreciendo como única salida la gran coalición, o, como ellos dicen ahora, el gran pacto entre constitucionalistas. O sea, PSOE, PP y Ciudadanos. Porque lo importante, dicen, es frenar el separatismo.

¿Y a cambio proponemos que aquí no se mueva nadie, que apuntalemos como sea el estado actual de desigualdades, injusticias y explotación? Decía ayer El País que el ascensor social se ha parado con la crisis y que los pobres van a seguir siendo pobres ad aeternum. Pues el 28-A podremos decir no al separatismo, pero también renegar de este capitalismo miserable. Hay derecha y hay izquierda. Nunca lo olviden”.

En la COPE, Santi González comentaba la visita del el buque insignia de la armada española Juan Carlos I a Getxo: “El éxito de la visita desbordó a la propia empresa. Colas de tres horas para visitar al buque insignia de la Armada española. Miles de visitantes que en muchos casos tuvieron que volverse sin consumar su propósito. El sábado tuvieron que echar la persiana los bares del puerto deportivo de Getxo porque los ciudadanos se habían comido todo el género.

El 'Juan Carlos I' es una metáfora del caos que los asuntos militares provocan en las cabezas socialdemócratas. La ministra de Defensa no tiene nada que decir sobre los concejales socialistas que se oponen a una visita por ella programada, o, por mejor decir autorizada por ella. Su colega, la ministra portavoz, parece estar más de acuerdo con los concejales Txefo y Mª Teresa, al descalificar al PP, a Ciudadanos y a Vox, llamándoles ‘la derecha de los coroneles’. Margarita, está linda la mar, que era entrevistada hoy en El Mundo, debería hacer una declaración complementaria para hacer balance de esta visita. O al menos que se lo explique a Isabel Celaá”.

En la COPE, Tonia Etxarri comentaba la visita del el buque insignia de la armada española Juan Carlos I a Getxo: “Desbordados, no se lo esperaba nadie, estaba la gente pensando que iba a seguir la tónica habitual no ya de boicot pero al menos de la indiferencia. Pero hubo todo lo contrario, un entusiasmo que desbordó todas las previsiones. Y que nos lleva a una moraleja: que la sociedad ha perdido el miedo, que se pasa por la quilla la consigna de los partidos, sobre todo de esos partidos que quieren vivir permanentemente en un estado de confrontación. La gente está cansada de eso”.

Sonsoles Ónega añadía: “La grieta es cada vez más grande en temas como este. Los políticos se desgañitan firmando documentos, comunicados y la gente hace lo que le da la real gana. Y me alegra. Me divirtió leer el tuit de la Armada diciendo: ‘Gracias por el cariño. Volveremos’. A pesar de todo y a pesar de los partidos que no escuchan y sobre todo no tienen ninguna sensibilidad hacia sus ciudadanos. No entienden nada”.

Ignacio Camacho abundaba: “Ha sido un episodio divertido. Pero no nos engañemos. No torcerá este emperre de realidad diferente que tienen los nacionalistas vascos. Pero sobre todo no olvidéis una cosa: la oposición al atraque del portaaviones no fue porque fuera un buque sino porque era un barco de guerra español”.