Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (12/11/2018)

En Onda Cero, el presidente socialista de Valencia, Ximo Puig, decía: “Hay que ser consciente de que el futuro en España es gobernar desde la diversidad". "Serán los ciudadanos quienes decidan si seguimos gobernando con Compromís". "Podemos ha sido un socio absolutamente leal en Valencia". "El problema de la financiación autonómica no es de identitarismos, tiene que ver con la equidad de los ciudadanos". "Los independentistas deberán explicar a los ciudadanos si es razonable que ellos solo tengan una reivindicación. Hay que intentar hacer todo lo posible para que haya unos Presupuestos positivos". "La financiación autonómica es tan urgente con Sánchez como lo era con Rajoy".

En Onda Cero, Carlos Alsina opinaba: “Por cierto, fabuloso el fiasco de la manifestación de Podemos ante el Tribunal Supremo el sábado. La marea de indignación popular que recorría España contra los jueces vendidos a los bancos no parece que se hiciera muy patente en la calle. Cientos de personas, decían las crónicas más generosas. Cómo es posible que habiendo un atentado a la democracia, según Iglesias, un robo, una infamia, una alarma social, una masacre, según Alberto Garzón…

…no alcanzaran a movilizarse en Madrid ni mil personas. Contra la masacre. A ver si el detector morado de indignaciones sociales susceptibles de ser rentabilizadas en la calle empieza a estar averiado. El sábado movilizó bien poco.

Y, por cierto, Pedro Sánchez se va pareciendo cada vez más a Rajoy. No solo porque pretenda seguir en la Moncloa con presupuestos o sin ellos (Rajoy también lo pretendió, cuando creyó que no los sacaba). No solo por su operación diálogo en Cataluña con Esquerra como el mejor amigo de los niños. Sánchez se parece a Rajoy en que ya invoca en sus mítines al mejor amigo del gobernante y el tertuliano, que es el comodín del sentido común. Quién no lo ha invocado alguna vez para darse, claro, la razón a sí mismo”.

En la SER, Pepa Bueno afirmaba: “Los españoles no están dispuestos a pasar de la política. Al contrario, estos años dejan una ciudadanía más activa y más crítica, más dispuesta a asumir el esfuerzo de las tareas colectivas. Lo demuestra la segunda entrega hoy de esa encuesta de la empresa 40dB, de Belén Barreiro, para El País.

El 71% de los españoles está dispuesto a pagar más impuestos para sostener unas pensiones dignas. Y el 65% está dispuesto a pagar más impuestos para combatir la desigualdad.

Parece que no pretenden cargarse el sistema, sino que el sistema funcione pensando en ellos. Es el descrédito de las instituciones lo que hace florecer las soluciones extremas que ahora vemos. Es ahora cuando empezamos a pagar la factura política de esta década. Urge recuperar la confianza ciudadana en las instituciones, pero para eso lo que urge de verdad es que quienes tienen la obligación de defenderlas se lo tomen en serio”.

En la SER, José María Izquierdo comentaba: “Día sí y día también nos abruman desde gabinetes de comunicación y potentes centros de estudios dependientes de bancos y financieras, sobre los efectos de la debacle de 2008, para acabar haciéndonos llorar amenazándonos con la inminencia de otra nueva crisis. Está claro que una consecuencia de aquella locura que aún soportamos es el fenómeno de una mayor desigualdad, rota la sociedad por las diferencias entre jóvenes y viejos o mujeres y hombres. Lo llaman inequidad, con e, pero este Ojo prefiere llamarlo iniquidad, con i. Porque esas diferencias -¿de verdad pretenden enfrentar a mileuristas con jubilados?- son solo subproductos de lo evidente: que los ricos son aún más ricos, que los pobres son todavía más pobres, y que el neoliberalismo protegido e impuesto hasta la enfermedad por Bruselas, aquí acrecentado por la incompetencia de un Partido Popular ciego por reaccionario, tiene la mayor cuota de responsabilidad sobre el desastre. Y esa derecha contumaz sigue vendiendo las mismas recetas causantes de tanta desgracia, con la mentira por bandera como es habitual. Tiene que venir un Premio Nobel como Joseph Stiglitz para recordar todos los sesudos estudios que niegan que la subida del salario mínimo vaya a destruir empleo, como no se cansan de repetir los gurús del atraco. Dejen la iniquidad de pagar esos sueldos miserables y precarios, y ya verán como también se acaba con la inequidad”.

En la COPE, Francisco Rosell destacaba: “La diferencia entre patriotismo y nacionalismo que he escuchado esta mañana no es una delicatessen francesa”. “El nacionalismo es el patriotismo echado a perder, y basta leerse las anotaciones de Orwell o la frase de Gaulle. Como Francia lo tiene muy claro, puede hacer discursos como el que hizo ayer Macron. Y Sin embargo, en España no lo tenemos tan claro. Me gustaría además que el presidente del Gobierno fuera tan coherente estando ayer en París con el discurso que mantiene aquí dentro y buscando sus socios”.

Ignacio Camacho señalaba: “Está muy bien el debate de esa vieja dialéctica semántica de Macron de nacionalismo contra patriotismo, pero la verdadera cuestión no es tanto nacionalismo contra patriotismo como nacionalismo contra transnacionalismo, que es la cuestión en la que está ahora inmersa Europa. Europa es una construcción transnacional, próspera, feliz, una historia de éxito a pesar de sus graves problemas y eso es lo que está siendo cuestionado por nacionalismos y populismos”. “Esa construcción transnacional es la que garantiza un futuro de paz y convivencia dentro de Europa”.

Sonsoles Ónega destacaba: “La voz más autorizada probablemente en Europa ahora mismo para luchar contra el discurso eurofóbico es Macron y la propia Merkel”. “El triunfo de Macron en el 17 y su mensaje europeista le confiere toda la autoridad para reconstruir Europa si es que lo necesita y desde luego para luchar contra el nacionalismo populista”.