La vitamina D, tradicionalmente vinculada a la salud ósea, se revela como un factor clave para el sistema inmunológico y el control de enfermedades crónicas como el asma. Nuevas investigaciones destacan que esta vitamina no solo fortalece los huesos, sino que también desempeña un papel crucial en la prevención de infecciones respiratorias y en el control del asma, ofreciendo un beneficio adicional para quienes conviven con el asma.

El Dr. Luis Manuel Entrenas, jefe del servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba señala a este respecto: “La vitamina D actúa como una hormona que, en niveles normalizados (por encima de 30 ng/ml) mejora el control del asma y hace disminuir el número de infecciones respiratorias”.

El asma es una enfermedad crónica con importantes repercusiones en la salud y en el bienestar diario que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y a más de 3 millones de personas, es decir, el 5 por ciento de la población

El asma y sus derivados

El asma es una enfermedad crónica con importantes repercusiones en la salud y en el bienestar diario que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y a más de 3 millones de personas, es decir, el 5 por ciento de la población.

Foto Luis Manuel Entrenas 1

 

La enfermedad desencadena obstrucción bronquial y se manifiesta por dificultad al respirar, sensación de falta de aire, opresión en el pecho, ruidos torácicos (pitos) y tos. Puede ocurrir de forma aislada y limitada a las vías aéreas, pero con mucha frecuencia se asocia a manifestaciones en otros órganos del aparato respiratorio como la nariz (rinitis, rinosinusitis) o de otros sistemas, como la piel (dermatitis), especialmente en pacientes que asocian procesos alérgicos.

Aunque en muchos casos puede controlarse con un tratamiento adecuado, los factores ambientales siguen siendo un gran desencadenante de crisis, especialmente durante la primavera. Y en todo caso, los especialistas insisten en que no se trata de una enfermedad menor: se estima que en España fallecen cerca de un millar de personas al año por crisis asmáticas, muchas de las cuales podrían evitarse con una correcta educación sanitaria y cumplimiento del tratamiento por parte del paciente.

La vitamina D, el gran aliado

Los tratamientos convencionales, como los corticoides inhalados y los broncodilatadores, continúan siendo la base para el manejo de la enfermedad, pero la ciencia ha descubierto que cuando el paciente con asma tiene unos niveles de vitamina D normales, el control de la enfermedad mejora, posiblemente también debido a una reducción de la tasa de infecciones virales.

La vitamina D ejerce sus acciones en el organismo a través de un receptor que se encuentra localizado en la superficie celular. Esos receptores se encuentran localizados no solo en el hueso, sino en multitud de células, incluidas las pulmonares y las del sistema inmune. Los nuevos hallazgos ponen de manifiesto que la vitamina D posee una acción moduladora  del sistema inmunológico que ha generado un creciente interés en la comunidad médica, especialmente en un contexto donde las infecciones respiratorias siguen siendo una amenaza importante, como hemos visto con la pandemia de la covid-19 en la que los pacientes desarrollaban una neumonía con aparición de insuficiencia respiratoria causante en la mayoría de los casos del ingreso en UCI o fallecimiento.

Los nuevos hallazgos ponen de manifiesto que la vitamina D posee una acción moduladora  del sistema inmunológico que ha generado un creciente interés en la comunidad médica, especialmente en un contexto donde las infecciones respiratorias siguen siendo una amenaza importante

Ni deficiencia, ni exceso

La exposición solar sigue siendo la principal fuente de vitamina D, pero factores como la latitud geográfica, la estación del año, el uso de protectores solares o el estilo de vida pueden limitar su producción en la piel. Por eso, la suplementación controlada, siempre bajo la supervisión de un especialista, se presenta como una opción para aquellas personas con déficit documentado.

El Dr. Entrenas subraya la importancia de “realizar un control médico para evitar tanto la deficiencia como el exceso de vitamina D, ya que ambos pueden tener consecuencias negativas para la salud”. De hecho, la suplementación sin control puede conllevar riesgos, y por ello es esencial que las decisiones se tomen tras una evaluación médica.

El impacto positivo de la vitamina D en el asma y en la prevención de infecciones respiratorias no implica que sustituya a los tratamientos convencionales, sino que se convierte en una herramienta más para mejorar la calidad de vida de los pacientes  que presenten niveles bajos. La evidencia científica crece día a día y abre nuevas puertas a estrategias más integrales y personalizadas.

En definitiva, la vitamina D emerge como un componente esencial no solo para la salud ósea, sino también para el equilibrio del sistema inmunológico y la protección de las vías respiratorias. Incorporarla de forma segura y adecuada, con la guía de profesionales de la salud, podría ser la clave para respirar mejor y mantener a raya las infecciones respiratorias que tanto afectan a quienes padecen asma.