La mejora y protección de los montes gallegos, aún más necesarias tras los incendios
A mediados de octubre, Galicia vivió una oleada de incendios que arrasó 49.000 hectáreas (26.000 de monte arbolado y otras 23.000 de monte raso), una superficie similar a 28 veces la madrileña Casa de Campo. En total, se registraron 254 fuegos y lamentablemente hubo cuatro muertos. Pero Galicia no fue la única que sufrió la tragedia de las llamas: en Portugal, la superficie que ardió fue seis veces mayor, con más de 440 fuegos y fallecieron 44 personas. Cifras considerables y por ello, la Unión Europea ha decidido donar los 50.000 euros del Premio Princesa de Asturias de la Concordia recibido este año a las víctimas de los incendios forestales de España y del país vecino, y lo ha hecho en un acto oficial en Bruselas celebrado el pasado jueves. Tras esta tragedia, la mejora y la protección de los montes gallegos son aún más necesarias. Y para lograrlo se pueden ampliar proyectos que están en marcha, como el Plan de Mejora e Innovación Forestal de Galicia, que impulsa la Consejería de Medio Rural gallega y cuenta con la colaboración de Inditex desde el año 2007. Entre los objetivos de dicho Plan está la intención de desarrollar programas de mejora genética y silvícola de las especies forestales arbóreas gallegas, así como crear áreas forestales de alto valor genético. También se busca proteger los bosques, conocer el medio rural y sus interacciones con los seres vivos, y formar a los investigadores.
Las materias primas y cadenas de suministro de muchas empresas dependen de la biodiversidad, por ello es esencial una gestión sostenible de los recursos naturales
En definitiva, según la Consejería de Medio Rural, se trata de aumentar los beneficios directos e indirectos que tienen los montes de Galicia. Entre ellos, están: la obtención de materia prima, la protección y la mejora del suelo, el intercambio y la regulación de gases atmosféricos como sumideros de carbono y proveedores de biomasa para generar energía sin dióxido de carbono (CO2). Y todo esto enlaza con el tema de la biodiversidad, o sea, con la variedad de especies animales y vegetales del medio ambiente. Esta ayuda a proteger la pureza del aire y del agua, estabiliza el clima, alimenta la fertilidad de la tierra y permite que los entornos se recuperen de los desastres naturales. Pero no sólo eso, las materias primas y las cadenas de suministro de muchas empresas dependen de la biodiversidad. Por ejemplo, las textiles, donde la biodiversidad provee los nutrientes necesarios para cultivar algodón, aporta agua para las cosechas y la producción de materias primas, enriquece la tierra para alimentar al ganado y obtener pieles, genera la celulosa necesaria para elaborar fibras y mobiliario, etc. Por ello, no es de extrañar que muchas se impliquen en la protección y el desarrollo de la biodiversidad optando por una gestión sostenible de los recursos naturales. Algo que se materializa con la puesta en marcha de estrategias medioambientales para reducir las emisiones de CO2, mejorar la gestión de los bosques y conservarlos, reducir el consumo de energía y mejorar la calidad del agua. Por ejemplo, destaca el compromiso de Inditex de verter cero sustancias químicas peligrosas en su cadena de suministro, ayudando así a proteger la biodiversidad de los ríos y los ecosistemas marinos. Al mismo tiempo, está el uso cada vez mayor de algodón orgánico y de fibras recicladas. Además, está la iniciativa CanopyStyle que agrupa a 68 marcas globales del textil, diseñadores y distribuidores, para proteger los bosques primarios porque uno de cada tres árboles de los que se saca tejido celulósico procede de estos, y tienen un acuerdo con nueve de los diez mayores productores de viscosa, que representan cerca del 75% de la producción global de fibras. Mariano Tomás mariano@hispanidad.com