Según los últimos datos disponibles de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), una de cada cuatro personas que fallecieron en 2016 lo hizo a causa del cáncer. Por ello, el ‘pillarla a tiempo’, su detección precoz es vital a la hora de enfrentarse a esta enfermedad.

“La detección precoz del cáncer es la principal batalla de los clínicos a diario en las consultas. En general, las posibilidades de curación de un cáncer son mayores cuanto antes se detecte”, resalta en este sentido el doctor Antonio Allona, jefe de la Unidad de Urología y Andrología del Hospital Ruber Internacional (Madrid).

En el caso de los tumores urológicos (de vejiga, pene, testículo, riñón y próstata, principalmente), el tratamiento de estas neoplasias dependerá de su evolución, tipología, y extensión. En concreto, se conoce que en estos casos la carga genética es un factor de riesgo en el 5 y 10% de los cánceres de riñón; mientras que en el cáncer de próstata la frecuencia es de un 9%; y en el cáncer de urotelio alto (pelvis renal) puede ser familiar entre un 10 y 20% de los casos, detalla por su parte el doctor Alberto Pérez-Lanzac, urólogo de la Unidad de Urología y Andrología del centro.

La detección precoz del cáncer es la principal batalla de los clínicos a diario en las consultas

Así, el análisis genético se ha convertido en un arma muy efectiva para la detección precoz de estos tumores. “Existen varios genes que predisponen al desarrollo de estos tipos de cáncer. El encontrar estas alteraciones genéticas sirve para identificar a personas que deben someterse a despistaje mediante diferentes técnicas empezando incluso a una temprana edad”, subraya en este sentido el doctor Juan Bernar, jefe de la Unidad de Genética Médica del Ruber Internacional (Madrid).

De hecho, este especialista sostiene que, en algunas ocasiones, el gen alterado puede modificar el tipo de tratamiento o hacer que el tratamiento sea más específico. “Las personas que sean portadoras de estas mutaciones deberán someterse a un estudio más profundo mediante ecografías, tomografías, o resonancias magnéticas, empezando antes de la edad típica de aparición del cáncer”, remarca el experto.

En algunas ocasiones, el gen alterado puede modificar el tipo de tratamiento o hacer que el tratamiento sea más específico

Precisamente, Bernar dirige las Unidades de Genética Médica y Urología y Andrología del Hospital Ruber Internacional, que han puesto en marcha un programa para la detección de mutaciones genéticas que puedan ser hereditarias, y que puedan anticipar la aparición de un cáncer.

El análisis genético, útil en la detección temprana

Concretamente, las nuevas técnicas de análisis genético (principalmente la secuenciación masiva) permiten analizar gran cantidad de genes de una forma rápida, fiable y por un coste que hasta hace pocos años era impensable. “El uso de estas técnicas en la investigación del origen genético del cáncer ha demostrado que existen alteraciones genéticas hereditarias que se pueden transmitir de padres a hijos que llegan hasta el 8% de los cánceres pediátricos”, añade Bernar.

A pesar de que desde hace décadas se sabe que el riesgo de cáncer de una persona es mayor si existen antecedentes familiares, “estos nuevos estudios encuentran que puede haber alteraciones genéticas hereditarias aun en ausencia de historia familiar”, añade el especialista.

¿Quién debe someterse a estas pruebas? Este experto de la Ruber Internacional considera que las personas que deberían someterse a estas pruebas genéticas son aquellas que tienen algún familiar afecto, especialmente si son de la misma rama, o aquellos a los que ya se les haya localizado una mutación genética en un familiar.

Estos nuevos estudios encuentran que puede haber alteraciones genéticas hereditarias aun en ausencia de historia familiar

“También son recomendables según otros hallazgos en el estudio del paciente (como tumores concomitantes, o múltiples, por ejemplo), y según la edad en la que haya aparecido el cáncer”, subraya. Eso sí, precisa que, aunque todo depende del tipo de tumor, se recomienda iniciar los estudios a partir de los 50 años.

Mientras, el experto de la Unidad de Urología y Andrología del citado centro hospitalario, Alberto Pérez-Lanzac, reconoce que, aunque estos estudios son específicos para una selección de enfermos, también se pueden aplicar a pacientes que deseen un chequeo riguroso. “Con estas técnicas nuestros pacientes pueden sentirse seguros de que estamos empleando los últimos avances disponibles para descartar la posibilidad de padecer una enfermedad maligna”, afirma.