Como ya contó Hispanidad, EEUU sufre una de las mayores olas de criminalidad de la historia reciente. Hace unas semanas, el FBI, la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha notificado un incremento del 30% en el número de homicidios en el año 2020, el mayor aumento anual desde que este organismo comenzó a registrar las estadísticas de crimen hace seis décadas, hasta alcanzarse un total de 21.470 homicidios registrados. Pero el presente 2021 puede ser peor si cabe, dado que, a falta de conocer las cifras definitivas a final del año, hasta la fecha se han cometido más homicidios que en el ya muy sangriento 2020.

Los datos son especialmente graves y no solo afectan al número de homicidios, sino que también se ha verificado un notable incremento en el número de violaciones, robos y asaltos.

Hace unas semanas, el FBI, la principal agencia de investigación criminal, ha notificado un incremento del 30% en el número de homicidios en el año 2020

El origen de la ola de crimen y violencia estuvo en las pasadas elecciones presidenciales de 2020, donde el movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y el grupo anarquista Antifa, ejercieron de guerrilla callejera contra el entonces presidente Donald Trump, aupados bajo el manto del candidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, y de su formación política, que impulsó en el plano legislativo el movimiento “defund the police”, logrando que muchas de las principales ciudades del país con ejecutivo demócrata hayan adoptado medidas para eliminar la dotación y recursos de las fuerzas y cuerpos policiales.

Y ya muchas ciudades progresistas comienzan a arrepentirse de esa decisión. En San Francisco, capital del mundo tecnológico y epicentro del progresismo estadounidense, la alcaldesa de la ciudad, la demócrata London Breed, quien en el verano asumía las posturas de BLM y anunciaba un recorte de 120 millones de euros en el presupuesto de los cuerpos de policía de la ciudad, se ha visto obligada a dar marcha atrás ante la situación desoladora que vive la ciudad, y ha declarado el estado de emergencia. Breed ha anunciado que “El tiempo del reinado de los criminales que destruyen nuestra ciudad llega a su fin. Daremos los pasos necesarios para garantizar el imperio de la ley. Seremos más agresivos con los cambios en nuestras políticas y no toleramos más la porquería que ha destruido nuestra ciudad”.

El crimen en la ciudad ha alcanzado tal punto que, como informa el Washington Examiner, muchos ciudadanos asumiendo que les van a robar igual, dejan abiertos sus coches para que, al menos, no les destruyan las lunas del vehículo.

La alcaldesa progresista de San Francisco ha anunciado que “El tiempo del reinado de los criminales que destruyen nuestra ciudad llega a su fin. Daremos los pasos necesarios para garantizar el imperio de la ley"

Solo le faltó apelar al lema electoral de “ley y orden”, que utilizó el expresidente Trump durante la campaña electoral, cuando los aliados callejeros de Breed y la tropa demócrata prendían fuego a las calles del país. Pero el plan de la regidora de volver a reforzar a la policía de la ciudad ha sido cuestionado por sus propios compañeros de filas. Así, el Fiscal de Distrito de San Francisco, el también demócrata, Chesa Boudin, ha exigido a su compañera de partido que no incremente la dotación de la policía para combatir el crimen y el tráfico de drogas -uno de los males endémicos de la ciudad, particularmente en barrios céntricos del municipio como The Tenderloin- y que invierta el dinero en “llegar a la raíz de las causas del crimen”, que el fiscal identifica con la pobreza.

Un lenguaje buenista que recuerda al de la propia Casa Blanca, donde la secretaria de Prensa, Jen Psaki, al ser interpelada sobre la crisis de delincuencia y violencia que asola el país, negó que se tratara de grupos organizados y afirmó que “la raíz de los saqueos en las grandes ciudades está en la pandemia”.

Otros demócratas prefieren seguir sin reconocer la realidad al estilo de la Casa Blanca. Es el caso de Filadelfia, la sexta ciudad más poblada del país, donde a pesar de que, en lo que va de año, se han registrado más de 521 homicidios, un 13% más que en el año 2020, el Fiscal de Distrito, el demócrata Larry Krasner, ha negado que la ciudad tenga una crisis de criminalidad.

doce de las mayores ciudades de EEUU, entre ellas Chicago, Nueva York y Los Ángeles, han roto todos los récords de homicidios de los últimos años. Todas ellas tienen algo en común, están regidas por alcaldes demócratas.

Pero el monopolio de la violencia no lo tienen las citadas ciudades de Filadelfia y San Francisco, lo cierto es que doce de las mayores ciudades de EEUU, entre ellas Chicago, Nueva York y Los Ángeles, han roto todos los récords de homicidios de los últimos años. Todas ellas tienen algo en común, están regidas por alcaldes demócratas.

Además de las terribles pérdidas humanas, la ola de delincuencia está generado temor entre los comerciantes, desprotegidos ante la espiral destructiva de los grupos violentos. En este plano, ha alzado la voz el CEO de Best Buy, la multinacional de venta de productos electrónicos que cuenta con cientos de establecimientos en Estados Unidos, quien ha afirmado que el “auge de los robos está atemorizando a sus empleados y clientes” y que la compañía está adoptando diversos tipos de medidas para paliarlo.

Y, por si fuera poco, BLM sigue echando “leña al fuego” y ha presentado su campaña contra la Navidad, al considerarla como una fiesta que honra el “supremacismo blanco”. Particularmente, BLM ha llamado a no comprar durante estas fiestas en “negocios blancos” y ha exigido que solo se efectúen compras en “negocios afroamericanos”

Es la América del caos…la América de Joe Biden.