Como ya denunció Hispanidad, la crisis de criminalidad que asola EEUU tuvo como protagonistas al movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y al grupo anarquista Antifa, que llenaron de terror las calles de EEUU y que, durante las pasadas elecciones presidenciales, ejercieron de guerrilla callejera contra el entonces presidente Donald Trump, aupados bajo el manto del candidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, y de su formación política, así como de la progresía mediática.

La acracia violenta fomentada por la progresía, contó con el respaldo institucional de los legisladores demócratas, quienes a través de las instituciones, impulsaron el movimiento “defund the police” (“retirar la financiación de la policía”) que ha logrado que, muchas de las principales ciudades del país con ejecutivo demócrata, hayan adoptado medidas para eliminar la dotación y recursos de las fuerzas y cuerpos policiales.

Algunos podrían pensar que reducir la presencia policial en plena crisis de criminalidad es una auténtica bomba de relojería… y no se equivocan.

Pues bien, ya ni el propio ejecutivo de Biden puede negar la dramática situación que asola EEUU. El FBI, la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha notificado un incremento del 30% en el número de homicidios en el año 2020, el mayor incremento anual desde que este organismo comenzó a registrar las estadísticas de crimen hace seis décadas, hasta alcanzarse un total de 21.470 homicidios registrados.

Pero el presente 2021 puede ser peor si cabe, dado que, a falta de conocer las cifras definitivas a final del año, hasta la fecha se han cometido más homicidios que en el ya muy sangriento 2020.

No obstante, no solo debemos hablar de incremento de homicidios, también se ha verificado un notable aumento en el número de violaciones y de asaltos.

La sensación de impunidad es total y el epicentro de la violencia siguen siendo las grandes ciudades del país, principales feudos del Partido Demócrata.

La campaña de demonización y desprestigio contra las fuerzas del orden orquestada por la Administración Biden y la influyente corriente antisistema de los demócratas  ha tenido además otro peligroso efecto: los cuerpos policiales están teniendo graves problemas para reclutar efectivos.

Veamos algunos ejemplos.

En la ciudad de Las Vegas, el Departamento de Policía ha informado que sus tres academias han sufrido una reducción en la tasa de reclutamiento de un 57% con respecto al año 2019.

En el condado de Montgomery, en Maryland, cercano a la capital federal Washington DC, el número de solicitantes ha pasado de 1.000 en los años precedentes a menos de 500 en este último año.

En la ciudad de San Luis, en el mes de septiembre, de los 100 agentes que se solían incorporar en años anteriores, apenas 27 lo han hecho este año.

La carestía de efectivos comienza a ser un problema tan grave que en algunas ciudades como Memphis, el alcalde ha anunciado que los nuevos oficiales de policía recibirán bonus salariales de hasta 15.000 dólares anuales así como un incremento en el salario inicial, con el fin de incentivar las incorporaciones a las fuerzas del orden.

Caos, anarquía e inseguridad…la América de Joe Biden.