Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia greco católica ucraniana
Ucrania cumple 36 días de guerra con la novedad del avance de las negociaciones con Rusia. La delegación rusa se comprometió a reducir la ofensiva en Kiev y Chernígov y los ucranianos ofrecieron renunciar a la OTAN a cambio de garantías de seguridad de varios países, recoge RTVE.
El Ejército ruso ha propuesto a Ucrania un alto el fuego en Mariúpol desde las 10 de la mañana de este jueves para abrir un corredor humanitario que permita la evacuación de civiles de la ciudad, asediada desde hace semanas.
En la ciudad aún se encuentran unas 160.000 personas, que viven incomunicadas, sin electricidad ni calefacción, y anteriores intentos de una tregua para la evacuación han fracasado.
Mariúpol, donde habrían muerto unas 5.000 personas bajo los bombardeos rusos, según el Ayuntamiento, es el principal objetivo de la actual ofensiva rusa en el Dombás. La toma de la ciudad sería un paso de gigante en la conquista rusa de la región de Donetsk, garantizaría el control del Mar de Azov y un corredor terrestre entre territorio ruso y la anexionada península ucraniana de Crimea.
El Patriarca calificó de milagro haber podido contar su historia desde Kiev y dijo que “nadie entiende cómo hemos podido resistir durante tanto tiempo
En ese contexto, desde Kiev, la capital ucraniana, el Arzobispo mayor, Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia greco-católica ucraniana, señaló la grave destrucción que las fuerzas rusas están causando en las ciudades, destruyendo incluso monumentos e iglesias. Explicó que dos templos son destruidos cada día en Ucrania y que los sacerdotes están siendo asesinados, recoge Aciprensa.
El Patriarca no pudo evitar emocionarse al describir la situación que se está viviendo en Kiev, la capital de Ucrania, donde la población ha sufrido el bombardeo ruso durante más de un mes. El Patriarca explicó que estos mensajes “eran espontáneos, sólo para que todos supieran que estoy vivo, que la ciudad de Kiev está viva”.
El Arzobispo mayor dijo también que el día de la invasión, con sus sacerdotes intentó averiguar qué podían hacer para ayudar. Había puentes cerrados y muchas personas que trataban de salir de la ciudad quedaron atrapadas, y se presentaron en la catedral para refugiarse. “Recibimos a casi 500 personas con las manos vacías”, relató.
El Patriarca calificó de milagro haber podido contar su historia desde Kiev y dijo que “nadie entiende cómo hemos podido resistir durante tanto tiempo. Es la fuerza del pueblo ucraniano la que sorprende al mundo, sorprende a todos”.
“Todos los días nos bombardean. Es un milagro que tengamos luz e internet para estar en conexión con vosotros. Es un milagro, aseguró con lágrimas en los ojos. “Porque todos los días lanzan cohetes y misiles para destruir la infraestructura de las ciudades de Ucrania”.
También señaló la grave destrucción que las fuerzas rusas están causando en las ciudades, destruyendo incluso monumentos e iglesias. Explicó que dos templos son destruidos cada día en Ucrania y que los sacerdotes están siendo asesinados.
"Hermanos y hermanas", subrayó, "sabéis que todo lo podemos volver a tener", como casas y ayudas económicas; "pero los sacerdotes que han matado no los volveremos a tener", y denunció que “se está derramando sangre inocente”.
"Nuestras parroquias se han convertido en centros humanitarios", explicó, e indicó que los espacios de la Iglesia se han abierto para acoger a la gente, proporcionar ayuda y dar consejo. "¿Qué hace la Iglesia? La Iglesia reza, acoge y distribuye bienes”, explicó.
Su Beatitud Shevchuk agradeció al Papa Francisco la consagración del 25 de marzo al Inmaculado Corazón de María y aseguró que la presencia de la Virgen Inmaculada es “muy importante” para los ucranianos, “que sobreviven a este momento sólo por la fuerza sobrenatural”
“Hay un choque apocalíptico entre el bien y el mal que está ocurriendo ante nuestros ojos. Estamos sobreviviendo sólo por un milagro continuo”, afirmó.