El segundo debate de las primarias presidenciales republicanas ha consolidado lo que las bases republicanas llevan manifestando desde años atrás y lo que el decrépito establishment histórico republicano no es capaz de aceptar: No hay candidato republicano que pueda desafiar el dominio del expresidente Donald Trump.

Al igual que en el primer debate generó más interés una entrevista que concedió el expresidente Trump al célebre periodista conservador Tucker Carlson, en esta ocasión, también ha generado más expectación el mitin que ha impartido Trump a los trabajadores en huelga del sector del automóvil que el propio debate.

Los republicanos antitrumpistas siguen sin saber qué hacer para confrontar al expresidente Trump. Lo han intentado todo, desde utilizar al exvicepresidente y candidato Mike Pence como ariete contra su antiguo jefe de filas, hasta promover a candidatos que no registran ningún apoyo significativo entre los electores republicanos. Este es el caso de la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, el propio Mike Pence o el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, este último quien directamente sorprendió incluso a sus propios compañeros de filas días atrás al defender al presidente Biden, a pesar de los notables avances de la investigación en la corrupción de su familia.

Nuevamente, fue el candidato y empresario Vivek Ramaswamy, el más trumpista de los candidatos republicanos que participaron en el debate, quien desató la furia entre los candidatos del establishment del partido. Si en el primer debate, tal y como contamos en Hispanidad, tuvo que soportar la actitud agresiva y condescendiente del exvicepresidente Mike Pence, en este caso, quien cargó duramente contra él fue Nikki Haley, quien ante la ausencia de argumentario, se limitó a insultar al candidato afirmando que "Cada vez que te escucho, me siento un poco más tonta".

Pero lo cierto es que la conclusión de la noche es la irrelevancia de todos los candidatos que participaron y sus nulas opciones para confrontar a Trump.

Mientras tanto, el expresidente Trump sigue aumentado su ventaja sobre sus rivales, y con más de un 56% de intención de voto, consolida una ventaja superior a cuarenta puntos, sobre su más inmediato rival, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien tras un buen comienzo de campaña, y a pesar de ser un candidato muy bien valorado por las bases republicanas y que ha efectuado una gran gestión como responsable del ejecutivo estatal de Florida, no para de bajar desde hace semanas, y se sitúa con apenas un 14% de intención de voto. El resto de candidatos obtienen porcentajes exiguos de voto, entre un 2% y un 6%.