Rebelo de Sousa, un católico coherente
El Parlamento portugués aprobó la ley de eutanasia el 5 de noviembre, en la última sesión antes de ser disuelto por no aprobar el presupuesto estatal de 2022.
Pero el presidente Marcelo Rebelo de Sousa la vetó por segunda vez el pasado 29 de noviembre, como recogió Hispanidad.
El Parlamento portugués aprobó una primera versión de la ley de eutanasia a inicios de 2021. Pero en marzo del mismo año, Rebelo de Sousa vetó el texto por inconstitucional. El 5 de noviembre, el Parlamento aprobó una segunda versión del decreto, que fue vetada nuevamente por el presidente el lunes 29 de noviembre.
Al vetar por segunda vez la ley, Rebelo de Sousa pidió a la Asamblea que esclareciera “lo que parecen ser contradicciones en la ley sobre uno de los causales para recurrir a la muerte asistida”. La nueva versión de la ley “mantiene, en norma, el requisito de ‘enfermedad fatal’” para pedir la eutanasia, pero “lo extiende, en otra norma, a ‘dolencia incurable’, aunque no sea mortal, y, en a ‘enfermedad grave’”.
En un comunicado, la Asociación de Médicos Católicos Portugueses (AMCP) agradeció al presidente, reafirmaron que se debe defender la vida humana “en todas las circunstancias” y subrayaron que “los médicos no pueden ser agentes de muerte”, recoge Aciprensa.
La AMCP manifestó que los motivos señalados por el mandatario, “a saber, la falta de aclaración de algunas expresiones empleadas”, evidencian “la inconsistencia de un texto reformulado apresuradamente con intención de lograr la aprobación en un momento de gobierno muy frágil”.
Según la asociación, desde 2015, los diputados “deliberadamente no han escuchado las protestas de la Sociedad Civil, el Consejo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida y otras asociaciones de bioética, declaraciones conjuntas de conferencias religiosas y condenas unánimes de los Médicos de la Orden y otras asociaciones de profesionales de la salud”.
Rechazaron “la petición de cerca de 100 mil ciudadanos que solicitaban la realización de un referéndum sobre este tema”, agregó.
La Federación Portuguesa por la Vida también se expresó sobre el veto presidencial de la ley de eutanasia, donde afirmó que esta medida “deja claro lo que viene diciendo la Federación: esta ley no ofrece seguridad ni certeza jurídica y es fruto de la arbitrariedad de sus proponentes”.
“La eutanasia ya fue rechazada por la Asamblea de la República, vetada por el Tribunal Constitucional y ahora devuelta sin que el Presidente de la República la promulgue. Los hechos hablan por sí solos: a pesar de la insistencia de sus defensores, no existe una buena ley sobre la eutanasia. Este veto marca el final de un proceso legislativo con mala memoria”, declaró.
El movimiento cívico Alto a la Eutanasia afirmó en un comunicado que “ha llegado el momento de que los partidos den a conocer a los portugueses sus programas para las elecciones legislativas”, especialmente en relación al tema de la eutanasia. Para el movimiento, esto “será muy importante para que los portugueses voten”.
Además, afirmó que es “extremadamente urgente coordinar el NHS [Servicio Nacional de Salud], invertir en cuidados paliativos y promover una mejor atención médica que permita una muerte verdaderamente digna para todos los más frágiles y vulnerables de la sociedad portuguesa”. “Estamos a la espera de políticas más humanizadoras que pongan a la persona en el centro de las decisiones y de la vida de la sociedad”, concluyó.