Papa y Trudeau
Sobre el padre de Justin Trudeau, es decir, Pierre Trudeau, un periodista escribió la siguiente frase: "Por fin, Canadá tiene un primer ministro digno de ser asesinado". Al parecer, no conoció lo suficiente a su hijo Justin, quien ha superado en dignidad a su padre. De hecho, no se sabe lo que habría dicho de su hijo Justin, sucesor en el Trono, como tampoco se sabe si lo dicho de su padre era un insulto o un elogio.
Justin, el de los calcetines floridos, es un hombre que suspira por ser más moderno que el modernísimo Pedro Sánchez, así que se ha tomado como algo personal la campaña contra Roma y, convertido en profeta de nuestro tiempo, ha exigido al Papa que pida perdón.
Por supuesto que el Papa Francisco ha pedido perdón por cualquier abuso de los católicos -que los ha habido- pero me temo, que, al igual que con Juan Pablo II o con Benedicto XVI no me servirá para nada. Ni tan siquiera para demostrar que si Francisco pide perdón y Justin lo exige, sólo es porque Francisco es mejor persona que Justin, tiene mucha más sensibilidad y calumnia menos.
Cuando se trata de curas, nunca hay presuntos, todos son culpables
En plata: ¿para qué viaja el Papa Francisco a Canadá? Lo hace con "espíritu penitencial", pero lo cierto, Santidad, es que las peticiones de perdón de la Iglesia sólo han servido para demostrar la humildad de los pontífices... y para forjar, reforzar y promover la infamia contra la Iglesia de Cristo.
En Hispanidad ya hemos hablado de la presunta pederastia -incluso los presuntos asesinatos- de indígenas a manos de curas: ¡qué malísimos que son los curas! Y otros medios, como el genial Religión en Libertad, demuestra la cantidad de calumnias que se vierten contra la Iglesia canadiense, calumnias de un calibre que ni se plantean con cualquier otra institución, delincuencia organizada incluida. Cuando se trata de curas, nunca hay presuntos, todos son culpables.