Financial Times publica que el transporte público de Londres ha vetado los anuncios de Qatar en metro, autobuses y taxis, la decisión de la empresa que gestiona el transporte, Transport for London, justifica su decisión por la preocupación que les suponen las políticas cataríes en materia LGTBI, tras la prohibición de Qatar a las selecciones de llevar el brazalete arcoiris durante los partidos. Al parecer en Qatar se han enterado, y desde Doha han comenzado a revisar sus inversiones en la capital británica según informa Expansión, algo que no es baladí puesto que, a través de su fondo soberano, Qatar es uno de los mayores inversores en Londres, y lo que se plantean los cataríes es trasladar su dinero a otras ciudades británicas u otros países. 

Estamos ante un nuevo acto de la hipocresía progre exhibida en Doha, primero porque solo se habla de Qatar, pero a China que nadie le tosa, y se trata de la mayor tiranía del mundo. Y segundo porque solo preocupa que Qatar no respete lo que los medios occidentales entienden por derechos humanos: homosexuales y obreros. Por ese orden, naturalmente. Pero nadie habla de la persecución catarí a los cristianos que, como en casi todo el mundo islámico, son perseguidos, torturados, asesinados, silenciados... ¡por el simple hecho de creer en Cristo! Tampoco se habla de la poligamia aceptada por el islam, parece que eso no entra en los derechos humanos que hay que defender. 

Además, protestamos porque no respetan los derechos del colectivo LGTBI, pero a la hora de aceptar su dinero, no hay problema. En España, son el principal accionista de Iberdrola y lo han sido, hasta anteayer de El Corte Inglés y de otras muchas empresas del IBEX, pero eso no parece molestarnos. Es más, el jeque Al Thani fue recibido con todos los honores en España por el Gobierno progresista, feminista, diverso y sostenible, de don Pedro Sánchez Peréz-Castejón, se ve que ahí no sabían que en Qatar no respetan los derechos humanos. Aunque una sociedad tan progresista como la londinense seguro que aguanta que el jeque se lleve sus inversiones del país, con tal de defender en lo que creen, evidentemente, como la ministra Calviño, que no tuvo reparos en fotografiarse solo con hombres, cataríes, eso sí. 

Cuando se trata del dinero de Catar, no hay pose LGTBI que valga. En resumen, el Mundial de Qatar ha puesto de relieve el hipócrita progresismo occidental.