El cardenal Joseph Zen, obispo Emérito de Hong Kong, se declaró inocente de las acusaciones de la dictadura comunista china, que lo denunció por supuestos vínculos con un fondo que ayudaba a las personas que se manifestaron a favor de la democracia en la excolonia británica, recoge Aciprensa.

La agencia AP informó que este 26 de octubre el Purpurado, de 90 años, se declaró inocente de los presuntos vínculos con el Fondo de Ayuda Humanitaria 612, creado para apoyar a los manifestantes arrestados o heridos durante las marchas de 2019 contra la nueva ley de seguridad impuesta por el régimen comunista en Hong Kong.

El cardenal Zen fue arrestado el 11 de mayo bajo la ley de seguridad nacional. Según se informó, si el Cardenal es declarado culpable, podría recibir una multa de hasta 1.275 dólares estadounidenses. El juicio ha sido aplazado hasta el 31 de octubre.

Hong Kong fue colonia británica desde 1841 hasta 1997, año en que fue devuelta a China como una región administrativa especial con un gobierno propio y con otros beneficios ciudadanos, como mayor libertad religiosa, recuerda Aciprensa.

Sin embargo, en los últimos años, Beijing ha tratado de reforzar el control sobre las prácticas religiosas en Hong Kong con el pretexto de proteger la seguridad nacional.

El juicio al cardenal Zen se produce en el contexto de la renovación por segunda vez, y por dos años más, del acuerdo de 2018 entre el Vaticano y China, sobre el nombramiento de obispos en el gigante asiático, publicó Aciprensa.

“La Parte del Vaticano está comprometida a continuar un respetuoso y constructivo diálogo con la Parte China para una implementación fructífera del Acuerdo y para un mayor desarrollo de las relaciones bilaterales, con miras a promover la misión de la Iglesia Católica y el bien del pueblo chino”, dijo el Vaticano en un comunicado de prensa.

Después de que el acuerdo con China se firmara en 2018, autoridades del gobierno en diferentes regiones de China retiraron cruces y demolieron edificios de la Iglesia, y los laicos y sacerdotes católicos fieles a Roma, que viven su fe en la clandestinidad, han denunciado hostigamiento y arrestos.

Un informe de 2020 de la Comisión Ejecutiva Congresal de Estados Unidos sobre China encontró que los católicos chinos sufrieron “creciente persecución” después de que el acuerdo entró en vigor.

Al tiempo que introdujo reglas más restrictivas sobre la práctica religiosa, el presidente de China, Xi Jinping, ha hablado abiertamente sobre su objetivo de “sinizar” las religiones, recuerda Aciprensa.

El cardenal Pietro Parolin dijo a Vatican News que “por supuesto no ocultamos las numerosas dificultades que afectan a la vida concreta de las comunidades católicas, que gozan de nuestra máxima atención, y para cuya buena solución son necesarios nuevos pasos en una relación de colaboración que tiene múltiples protagonistas: la Santa Sede, las autoridades centrales, los obispos con sus comunidades y las autoridades locales”. “El fin último de este camino es que el ‘pequeño rebaño’ de católicos chinos avance en la posibilidad de vivir serena y libremente su vida cristiana”, dijo.

Sin embargo, el cardenal Joseph Zen ha sido un abierto crítico del acuerdo del Vaticano con China. En marzo de 2020, el también obispo Emérito de Hong Kong acusó desde su blog al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Parolin, de manipular al Papa Francisco y criticó el enfoque de la Santa Sede sobre la Iglesia Católica en China, recogió Aciprensa.

En un viaje reciente a Kazajistán, en septiembre, el Papa Francisco señaló sobre las relaciones con China: “Entender a China lleva un siglo. Y no vivimos un siglo. La mentalidad china es rica. Y cuando se enferma un poco, pierde su riqueza y es capaz de cometer errores. Para entender, nosotros hemos elegido el camino del diálogo, abiertos al diálogo.

Hay una comisión bilateral Vaticano-China que va bien. Lento porque el ritmo chino es lento. Tienen una eternidad para seguir adelante. Es un pueblo de una paciencia infinita, pero de las experiencias que tuvimos antes, pensamos en los misioneros italianos que fueron allí y fueron respetados como científicos, también pensamos hoy, en muchos sacerdotes o personas creyentes que han sido llamados a las universidades chinas porque valoran la cultura.

No es fácil entender la mentalidad china, pero hay que respetarla. Yo siempre respeto. Y aquí en el Vaticano hay una comisión de diálogo que va bien, está presidida por el Cardenal Parolin y es en este momento el hombre que más sabe de China y del diálogo con los chinos.

Es algo lento, pero siempre se están dando pasos hacia adelante. Calificar a China de democracia o antidemocracia no me parece porque es un país muy complejo y con sus ritmos. Sí, es cierto que hay cosas que nos parecen antidemocráticas. Es cierto. El Cardenal Zen es un hombre mayor que tiene el juicio en estos días. ¿Creo, no?

Y dice lo que siente. Se ve que hay limitaciones. Más que calificar, porque es difícil, no me siento capaz de calificar. Estas son impresiones. Más que calificar, intento apoyar la vía del diálogo. En el camino del diálogo se aclaran muchas cosas.

Y no solo en la iglesia sino de otros ámbitos, pero por ejemplo la extensión de China, los gobernadores de las provincias son todos diferentes, incluso hay diferentes culturas dentro de China... es un gigante.

Entender a China es algo gigantesco pero no perder la paciencia, cuesta, cuesta mucho. Pero tenemos que avanzar con el diálogo. Intento abstenerme de calificarla, porque puede darse pero sigamos adelante".