Francia tuvo un déficit público del 5,8% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2024. Mientras que su deuda pública alcanzó los 3,3 billones de euros, el 114% del PIB el pasado mes de marzo, la cifra más alta de la Unión Europea, solo por detrás de Grecia e Italia.

Por eso ayer, el primer ministro, François Bayrou, anunció unos recortes de gasto por importe de 43.800 millones de euros para el próximo año 2026, con el objetivo de reducir el déficit público hasta el 4,6% del PIB en 2026, para aproximarse al 2,8% en 2029, así como la deuda pública. 

Bayrou lo justificó así: “Llevamos cincuenta años presentando presupuestos desequilibrados, en todos los espectros políticos. Desde entonces el déficit se ha convertido en una costumbre nacional”. “La deuda es un peligro mortal para un país, una maldición sin salida”. Y calculó que “cada segundo, la deuda crece en 5.000 euros”. También se quejó de que Francia “se haya vuelto adicta al gasto público”.

Además, Francia necesita liberar gastos para destinar esos fondos al aumento del gasto en defensa, comprometido con la OTAN. 

¿Y en qué van a consistir esos recortes, es decir, el quid de la cuestión en un país por acostumbrado a ello y con una gran conflictividad social en cuanto oyen esa palabra?

El primer ministro francés anunció el recorte de 3.000 empleos públicos; las congelaciones de salarios públicos y pensiones; la optimización de la gestión sanitaria reduciendo el coste de medicamentos, equipamientos y bajas laborales; la lucha contra el fraude fiscal y social; la eliminación de dos días festivos nacionales, el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, para incrementar la productividad nacional; una nueva “contribución solidaria” de las rentas con mayores ingresos; y el cierre de agencias públicas improductivas. Y justo cuando el Gobierno Sánchez acaba de anunciar una nueva oferta de empleo público. 

Ya ha habido reacciones en el país vecino. Por ejemplo, la del partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional (RN), que amenaza con una moción de censura.

Pero es que también las ha habido en España. La podemita ultraiquierdista Irene Montero:

Pero que Montero no se preocupe. Porque nuestro gran presidente, Pedro Sánchez, ya nos ha asegurado por activa y por pasiva que él es capaz de aumentar el gasto en defensa sin recortar el estado del bienestar es decir, sin acometer recortes de gasto social. 

Y no sólo eso: anunciando, ayer mismo, una nueva oferta de empleo público de 36.588 plazas para este año 2025...

Ya lo dijo recientemente el primer ministro belga, Bart De Wever: "Sería genial ver que puedes hacer lo que está calculado que es un 3,5% (de gasto del PIN e defensa) por un 2,1%, como ha dicho Pedro Sánchez. Si él puede hacerlo, es un genio. Y por supuesto, la genialidad inspira".