El juez federal, Royce Lamberth, del Tribunal de Distrito para el Distrito de Columbia, ha bloqueado temporalmente la norma firmada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que impedía el tratamiento hormonal para reclusos transgénero. 

Con una orden ejecutiva, Trump paralizó los fondos destinados a estas terapias para reclusos, con el fin de que los fondos federales no se gasten "con el propósito de adaptar la apariencia de un recluso a la del sexo opuesto". Ahora, el juez obliga a continuar proporcionando terapia hormonal a los presos que así los requieran. Según The Washington Post, hablamos de nada más y nada menos que 1.000 reclusos. 

Lamberth calificó de "arbitrarias y caprichosas" las normas fijadas por la Oficina Federal de Prisiones (BOP) a raiz de la orden ejecutiva. "La Oficina de Prisiones no puede privar arbitrariamente a los reclusos de medicamentos u otras adaptaciones a su estilo de vida que su propio personal médico haya considerado médicamente apropiadas sin considerar las implicaciones de dicha decisión". 

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y el Centro de Derecho Transgénero en representación de una mujer y dos hombres trans presentaron una querella en marzo contra la norma de Trump a la que Lamberth otorgó estatus de demanda colectiva, incluyendo en el alcance a los otros 1.000 reclusos en prisiones federales diagnosticados con disforia de género. 

La orden de Trump también instruyó a la Oficina de Prisiones a garantizar que los hombres no fueran encarcelados en prisiones para mujeres.Sin embargo, en febrero, también Lamberth impidió temporalmente que las autoridades penitenciarias transfirieran a tres mujeres transgénero encarceladas a centros para hombres.

Pero, ¿quién es Lamberth? En muchos medios aseguran que fue nominado por Ronald Reagan, algo cierto, pero eso fue en el año 1987. Si nos fijamos en sus apariciones más recientes, podemos ver que Lamberth fue el encargado de encarcelar a cientos de estadounidenses que se concentraron en el Capitolio para protestar por los resultados electorales, todos ellos tachados de fanáticos trumpistas y agitadores. 

Cuanto fue cuestionado por su actuación en este tema, Lamberth no dudó en responder: "Me ha impactado ver a algunas figuras públicas intentar reescribir la historia, afirmando que los alborotadores se comportaron "de forma ordenada" como turistas comunes, o martirizando a los acusados ​​del 6 de enero como "presos políticos" o incluso, increíblemente, "rehenes". Todo esto es absurdo. Pero el Tribunal teme que una retórica tan destructiva y errónea pueda presagiar un mayor peligro para nuestro país".