La vicepresidenta de EEUU, la demócrata y ultraprogre Kamala Harris, profundiza todavía más en su defensa del aborto como una práctica progresista por los beneficios que trae para las mujeres en particular y para el avance del mundo en general. Eso sí: se le olvidó mencionar si esa práctica trae algún tipo de beneficio para el niño que es asesinado en el vientre materno.
Así se desprende de sus recientes declaraciones en ABC News, recogidas por Lifenews, en las que aseguró que las leyes estatales pro-vida están poniendo en riesgo la vida de las mujeres porque, según ella, a las embarazadas que experimentaron abortos espontáneos y otras emergencias médicas se les ha negado atención médica debido a las nuevas leyes.
Sin embargo -explica Lifenews-, las leyes pro-vida sólo prohíben matar bebés por nacer en abortos electivos; no prohíben la atención del aborto espontáneo o los tratamientos médicos para salvar la vida de las madres embarazadas, como en un embarazo ectópico. Y esto Harris no lo mencionó.
Harris dijo que el tema del aborto no es solo un "debate intelectual", porque la gente está "sufriendo en silencio" como resultado de las leyes pro-vida. También presentó una solución: un proyecto de ley federal que obligaría a los estados a legalizar nuevamente el aborto a pedido. “El Congreso tiene la capacidad de restablecer las protecciones que quitó la Corte Suprema”. “Y el presidente Joe Biden ha sido muy claro, cuando eso suceda, lo firmará”.
La vicepresidenta, además, intervino recientemente en un acto en Iowa en el que describió la legalización del aborto libre como una «medida de progreso». «Somos una nación que ha medido su progreso y crecimiento de muchas maneras, incluyendo la comprensión de que somos más fuertes a través de una expansión de los derechos, no de una restricción de los mismos», dijo.
Y es que la Asamblea Legislativa de Iowa acaba de aprobar una ley sobre el latido del corazón para proteger a los bebés no nacidos del aborto una vez que se detecta el latido de su corazón, aproximadamente a las seis semanas de embarazo, pero un tribunal bloqueó recientemente su aplicación.
La vicepresidenta criticó a Iowa y a otros estados liderados por los republicanos por restablecer el derecho a la vida de los bebés no nacidos en respuesta a la sentencia del caso Dobbs contra Jackson: «Creo que estamos siendo testigos de una agenda nacional que supone un ataque total contra las libertades y los derechos que tanto ha costado conseguir y por los que tanto se ha luchado», afirmó.
Harris ha hecho del aborto un tema clave de su papel como vicepresidenta. Su objetivo es aparecer como ultraprogre por si tiene alguna opción de cara a las próximas elecciones presidenciales de EEUU. Porque la actual vicepresidenta demócrata cae mal a los estadounidenses.
Es más: la vicepresidenta de Joe Biden ha llegado a afirmar que reducir la «población» del país permitiría a sus descendientes respirar aire puro y beber agua limpia. Aunque luego rectificó diciendo que no se refería a la ‘población’, sino a la ‘polución’.