El diario El País está muy emocionado ante la posibilidad de alcanzar la vida eterna poniendo en marcha un avatar, que chatee con mis deudos cuando yo sea un fiambre. Bueno, o un fiambre congelado para la posteridad. Naturalmente todo por inteligencia artificial (IA) y gracias a las evidencias científicas de los científicos, científicas y científiques.
Pero mucho más importante, dónde vas a parar, es la conversación que mantuvieron Xi Jinping y Vladimir Putin. Éste, un poco más lógico, aseguraba que la ciencia ya apuntaba a vidas de 150 años de duración. Y entonces va a el chino Xi Jinping, emperador del mundo, y asegura que eso es poco, apunta hacia el hombre eterno, mismamente él.
Yo lo tengo claro, el chino y el ruso deberían crear un avatar... para vivir eternamente. Y, por el mismo precio, poseer toda una eternidad para seguir matando.
La postura del chino y el ruso es peligrosa pero notablemente estúpida. Como les sobrevenga un catarro mal curado...
A todo esto, la postura de Xi y de Vladimir resulta peligrosa pero notablemente estúpida. Como les sobrevenga un catarro mal curado… Pero ellos no lo saben. Y así, el chino nos ha citado para elegir entre la guerra y la paz. Su paz, se entiende.
Y lo de crear un avatar es una forma de alienación. Y esto sirve para avatares de vivos, esquizofrenia, o para avatares de muertos, paranoia.
Pero no se apuren. Vladimir y Xi no han perdido el juicio: simplemente juegan a ser dioses. El problema es que no saben jugar a eso.
Mejor la vida eterna que eternizar esta vida, que no deja de ser un valle de lágrimas
Una cosa es la fe cristiana, que postula que la vida del hombre es eterna, aunque no tiene por qué ser buena, y otra es el morbo de pretender retener el presente, que es engañarse a sí mismo o la soberbia de pretender ser eterno cuando sólo eres un hombre.
Mejor la vida eterna que eternizar esta vida, que no deja de ser un valle de lágrimas.










