El lunes 9 se conmemora el Día de Europa. Los eurócratas de Bruselas nunca acaban de distinguir cuándo es día laborable y cuándo toca librar, pero seguramente mañana lunes tendrán claro que es el día del año en que más deben esforzarse. 

Y creo que este 9 de mayo de 2022 debieran vestirse de saco y cenizas y no festejar nada. Por contra, una jornada de reflexión de aniversario les iría mucho mejor... o elevar preces para que surja un nuevo Robert Schuman, aquel franco-alemán que creó la Unión Europea con unas condiciones que se resumen en su famosa anécdota, de cuando Schuman vivía en una pensión. Un día en que llegó tarde del trabajo comprendió que su patrona ya se había ido a dormir. Para no despertarla, se acomodó ante la puerta y pasó la noche en la calle. Para mayor desgracia amaneció sin zapatos. Mientras dormía, un vagabundo se los había robado. 

Pues aquel cristiano humilde fue quien forjó la Unión Europea, apoyado por los democristianos Adenauer, Gasperi o Monet. Todos ellos, salvo el propio Schuman, me temo que malísimos cristianos pero cristianos a fin de cuentas.

En 1950, no se trataba de suprimir la patria sino de evitar las guerras entre las patrias europeas, en el continente que forjó el mundo

Pues bien, tres cuartos de siglo después nos encontramos con una Unión Europa (UE) en plena decadencia. Tanto que necesitamos otro Robert Schuman que sepa ver más allá de su propia autocomplacencia. 

En este día Día de Europa, no se trata de irse de la Unión Europea sino de recristianizar Europa. Se trata de volver al proyecto de don Roberto para Europa, con el que trataba de imitar a la primera globalización que hubo en le mundo, que fue la Hispanidad. 

En 1950, no se trataba de suprimir las patrias sino de evitar las guerras entre las patrias en el continente que forjó el mundo. No se trataba de elegir ente Europa y Francia, sino de optar por ambas. 

Además, Schuman trataba de enfrentar la libertad cristiana de Europa con el comunismo estalinista. Hoy, el comunismo se ha colado en el seno de la propia Unión, un neocomunismo de corte progre y gramsciano. Su mayor éxito, haber conseguido que se identifique al cristiano coherente, el que hizo Europa, con la ultraderecha. 

Schuman trataba de enfrentar la libertad cristiana de Europa frente al estalinismo. Hoy, el comunismo se ha colado en el seno de la UE

Los casos de Polonia y Hungría, los países más solidarios con los ucranianos tras la invasión rusa, son sintomáticos de lo que ocurre en la Unión Europea del siglo XXI: todo lo que suene a cristiano es fascismo, que debe ser duramente reprimido. 

Pero no hay que caer en la tentación de marcharse de Europa, hay que refundar Europa. No hay que ser Brexit, hay que ser Schuman. Hay que empeñarse en que Europa vuelva va ser ella misma, a que recupere sus raíces cristianas. Y España no debe marcharse de Europa, debe cristianizarla. 

Líderes europeos como Sánchez, Macron o Prodi, han conseguido que se identifique al cristiano coherente, el que hizo Europa, con la ultraderecha

Sí, con Pedro Sánchez no podrá hacerse. Y con los líderes europeos, del tipo Macron o Von der Leyen, tampoco. Pero sean optimistas: la actual clase política europea no puede llegar a ningun lado. Son estériles por naturaleza.