Gran expectación en Davos ante la reunión de Pedro Sánchez con los empresarios españoles, en especial con el 'prófugo' Rafael del Pino (Ferrovial) y con el 'cuasi-prófugo', Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola). Ambos estaban esperando al presidente en primera fila y en perfecto estado de revista, para ser vistos por todos. Y ahí surgió la sorpresa, porque la que hizo pellas fue la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, quien tomó el relevo de Galán en 2023: ahora fue ella quien dio plantón al presidente. Sí había estado en la sala grande escuchando su discurso, pero se negó a compartir, en la sala pequeña, la reunión más cercana de los empresarios españoles con el presidente del Gobierno. Así que el banquero de guardia fue Carlos Torres, presidente de BBVA, quien, desde que se nos ha vuelto socialista, se ha convertido en la sombra de Pedro Sánchez. 

Saquen ustedes sus propias conclusiones. Como 'protectores' de Sánchez figuraban los ministros José Luis Escrivá, José Manuel Albares y Carlos Cuerpo, con perdón, y el principal asesor económico del presidente, Manuel de la Rocha. 

Los temas tratados supusieron otra decepción. Apenas se habló de otra cosa que de Inteligencia Artificial (IA). Considerando que aún no tenemos claro qué es la IA, aunque sí tenemos claro que es menos inteligente que depredadora de puestos de trabajo, la reunión se convirtió en un alarde de intervenciones a cual más brillante con conclusiones varias, tan sorprendentes como inútiles.