Lo más significativo del acuerdo, calificado de “histórico”, tanto por José Manuel Albares como por el Comisario de Seguridad Económica, Maros Sefcovic, es que supone la eliminación de la Verja, esto es, permite la libre circulación de personas y mercancías entre el Peñón y España.

De esta manera, los controles aduaneros se establecerán tanto en el aeropuerto como en el puerto, y los encargados de realizarlos serán agentes europeos (Frontex) y británicos, ya que Reino Unido no quería ceder esa competencia a España.

Según el comunicado, “por parte de la Unión Europea, España realizará los controles Schengen completos. Por parte del Reino Unido, los controles gibraltareños completos seguirán llevándose a cabo como hasta ahora. También han acordado disposiciones sobre visados y permisos y una estrecha cooperación entre las autoridades policiales y judiciales”, señala.

Una de las contrapartidas es que Gibraltar dejará de estar en el listado europeo de países con riesgo de blanqueo de capitales, aunque lo cierto es que, a día de hoy, nada ha cambiado salvo la declaración de intenciones plasmada en el comunicado del acuerdo.

El acuerdo es “histórico”, pero las partes comparecieron por separado, de tal manera que cuando se escriben estas líneas todavía no conocemos el sentir del secretario de Exteriores británico, David Lammy, y del ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo.